Son muchos años ya en los que la figura de la enfermera escolar está siendo reivindicada por asociaciones, sociedades científicas, profesionales, sindicatos, colegios profesionales y muy especialmente por madres y padres de alumnos escolarizados. A todos ellos no nos queda más que mostrar nuestra gratitud por su tesón, su constancia y su larga espera. Una espera que debe ir llegando de forma progresiva a su fin si el Gobierno regional (como así ha de ser) cumple el mandato de la iniciativa impulsada por Ciudadanos Región de Murcia aprobada en la Asamblea Regional y su correspondiente enmienda a los presupuestos regionales.

Cuando hablamos de promoción y prevención, de hábitos saludables, de conductas alimentarias, de adicciones, nos vienen a la cabeza campañas de sensibilización en este sentido. Las cifras nos dicen que no está funcionando. El 26% de los niños de nuestra región sufren de sobrepeso y obesidad, el 30% caries dental y el 20% de los adolescentes tiene un colesterol elevado. Son sólo unos ejemplos, que unido al incremento de las adicciones (alcohol, tabaquismo y drogas) han dado la alarma. Una alarma a la que por responsabilidad política debemos reaccionar y desarrollar e implementar acciones para solucionarlo.

Si a esto le unimos los porcentajes de niños diabéticos, celiacos o con enfermedades raras que precisan una especial atención y cuidados el tema es realmente relevante. Por supuesto algunas propuestas de ´juntar´ a estos niños con ´problemas´ en determinados centros nos parece el mayor de los disparates. Necesitamos integración, no disgregación ni ´guetos´ (Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo).

Entendiendo a la enfermera escolar como el profesional que integrado en el equipo y apoyándolo, pueda ser el motor que desde nuestros centros educativos irradie toda una serie de estrategias no sólo en asistencia sanitaria (control y administración de medicación, primeros auxilios, etc) sino en Educación para la Salud (promoción y prevención) pueda favorecer desde el entorno educativo una mejora contundente de la salud a los escolares convirtiendo al centro en una auténtica escuela promotora de salud. Un motor que interactúe con las madres y padres, con el profesorado, conectado con los centros de salud y hospitales para que se produzca una continuidad en ambos sentidos del bienestar, la atención directa y la mejora de los que en un futuro formarán parte imprescindible de nuestra sociedad: los niños.

Las diferentes actuaciones en Educación para la Salud en los centros educativos han demostrado ser eficaces cuando son desarrolladas por un proceso organizado, sistemático y realizado por profesionales cualificados, mientras que son poco productivas e ineficientes cuando dichas respuestas están basadas en recursos externos e implementadas de forma puntual en el devenir de la actividad del centro.

Es ahí, desde el centro neurálgico de la adquisición de conocimientos, habilidades y capacidades donde se puede producir una mayor incidencia en la integración de todo lo que sobrevuela para mejorar la salud pero que no trasciende. La realización de exámenes de salud, la detección (en una etapa temprana) de riesgos, indicadores o señales que indiquen una alteración de la salud física o mental podrán ser detectados. El manejo de la diabetes para la práctica deportiva o su normalización entre compañeros, de la celiaquía y otras alergias alimentarias, la atención sanitaria directa en horario escolar o liberar a los equipos docentes de ese control y administración de medicación se convierte en definitiva en todo un potencial que hemos de asumir y convertir en realidad.

La constitución de la Comisión de Implantación y Evaluación (punto incluido en nuestra iniciativa) de este gran proyecto de salud, contando con todos los agentes que intervienen, ha de ser inminente ya que debemos seguir trabajando. Señora consejera de Educación, estamos esperando. Tenemos ante nosotros la posibilidad de eliminar esa visión reduccionista y que en el próximo curso académico numerosos centros de nuestra Región comiencen esta nueva andadura al igual que ocurrió con la tan necesaria presencia de orientadores (psicólogos y pedagogos) en los colegios. No existían. Hoy son una realidad.

Por todo ello, con la iniciativa de Cs aprobada por unanimidad y con la enmienda aprobada en los presupuestos veremos y valoraremos si el Gobierno convierte este proyecto en ciencia o ficción.