Si no llegan a un acuerdo, mis hijas no ven dibujos. Quizá suene demasiado contundente, pero, cuando mis dos pequeñas se sientan a ver un rato la televisión, es habitual que cada una quiera una cosa distinta. Ante esta tesitura, apago el monitor y les anuncio que seguirá así hasta que se pongan de acuerdo. A partir de ese momento, se inicia entre ellas un cruce de reproches, si es que se puede llamar así a lo que dicen dos niñas de cuatro y cinco años. Que si tú siempre decides, que si tus dibujos son un rollo, que si yo he ayudado más a poner o quitar la mesa que tú... La disputa les dura apenas unos segundos y, enseguida, me llaman y me dicen que ya, que las dos quieren ver lo mismo. Unas veces cede la mayor y otras, la pequeña. Y, en ocasiones, actúo de mediador y les propongo algo que sé que les gusta a ambas. La ´camotonería´ se les pasa en cuanto se reflejan en la pantalla las primeras escenas.

Extrapolar lo que ocurre entre las cuatro paredes de mi hogar a la política y, en concreto, a un Ayuntamiento es mucho extrapolar. Además, tampoco es que seamos ejemplo de nada. Sin embargo, sí que creo que con el diálogo y el acuerdo se obtienen frutos que pueden beneficiar a todos los ciudadanos, pero si las relaciones entre los políticos que nos representan son de una tensión y confrontación constante, en la que abundan los reproches y se bordea el insulto, es más que probable que lo único que se consiga es lo mismo que se ve en la oscuridad de una pantalla. Nada.

No es la primera vez que planteo una reflexión similar en este rincón. No obstante, el reciente enfrentamiento entre el alcalde José López (Movimiento Ciudadano) y el líder de la oposición municipal, Francisco Espejo (PP) me ha llevado a retomarla. El popular denuncia que el regidor ha hecho la mayor inversión de la legislatura, más de 500.000 euros, en la compra del hotel Peninsular, un inmueble de la familia de un militante del partido de López que, de hecho, fue el número 12 en la lista de su formación para las pasadas elecciones municipales. Espejo advierte incluso de que contemplan la posibilidad de recurrir a los tribunales. El alcalde no ha tardado en replicar y tratar de pasar la pelota al tejado del PP, ya que sostiene que la operación se inició con un expediente de los anteriores gobiernos de la exalcaldesa Barreiro y que está convencido de que el trámite está impoluto.

¿No tienen ustedes la sensación de que esto es lo mismo que antes pero al revés? ¿De que los mismos protagonistas de esta película municipal se han intercambiado los papeles? El líder de Ciudadanos, Manuel Padín, a quien el alcalde ha cargado para mucho tiempo con el apelativo de ´cortito´, está demostrando que, López, además de desafortunado, estaba equivocado cuando le insultó de esa manera en un pleno del que ya se ha olvidado lo que se trataba, pero del que permanece la ofensa. El portavoz del partido naranja en Cartagena evidencia que no tiene nada de rencoroso, ya que le salvó los presupuestos del año pasado a la coalición de Gobierno MC-PSOE y se ofrece a hacer lo mismo con los de este año, siempre que acepten algunos de sus planteamientos. Y Padín no tiene nada de ´cortito´ y, ante la nueva disputa entre el alcalde y el PP, ha expresado en voz alta y públicamente lo que muchos han pensado, que si llega a ser un Gobierno de Barreiro el que hubiera hecho una operación similar, el ahora alcalde la hubiera montado bien. Se me ocurre reproducir una expresión que mi suegra repite con frecuencia, a la que cada vez recurro más: No es lo mismo correr que huir.

Suscribo también a Padín cuando recuerda que López lleva años reprochando al PP sus prácticas de gobierno autoritarias y, ahora, es él quien «ha podido caer en algo así». Digo yo que si de verdad la Administración local necesita adquirir un inmueble para ampliar las instalaciones, ¿no será mejor sentarse todos los grupos municipales y no levantarse hasta alcanzar una solución de consenso? Y así con tantas otras cuestiones. Porque al final, lo único que consiguen unos y otros es ofrecernos un espectáculo lamentable, reforzar esa mala imagen de los políticos que impera en la sociedad y distraernos de lo realmente importante. Si aunaran sus fuerzas y no malgastaran energías en disputas que no llevan a nada es más que probable que lograran eso que tanto repiten todos una y otra vez, beneficiar a los ciudadanos y defender sus intereses. Esta política del enfrentamiento no es buena y los representantes de MC y del PP llevan demasiado tiempo con confrontaciones. Quizá si probaran a trabajar juntos, a intercambiar sus opiniones y compartir sus proyectos, esta ciudad crecería aún mucho más de lo que lo está haciendo, porque el auge turístico parece imparable y las calles de Cartagena están cada vez más llenas de vida.

Además, prefiero los dibujos a verlo todo oscuro.