La próxima semana la Feria Internacional de Turismo de Madrid, FITUR para los amigos, volverá a ser un inmenso escaparate donde unos y otros competirán por mover turistas hacia su territorio, dura pero imprescindible tarea para quien quiera ser algo en este complejo pero atractivo mundo del turismo.

FITUR volverá este año a apabullar con la potencia de las propuestas de un sector en pleno crecimiento. La feria enseña tanto los productos de sol y playa más consolidados como una infinidad de otras propuestas, a cual más creativa, procedentes de todos los destinos y territorios turísticos. Está claro que a FITUR hay que ir al menos una vez en la vida para conocer las propuestas de unos y de otros y sobre todo para maravillarse de las inmensas oportunidades que tiene de viaje este nuestro ancho, hermoso aunque conflictivo mundo.

El espacio FITUR es colorista y divertido, un tanto falsario pero imprescindible para tomar el pulso a un sector que en 2016 ha roto todos los records en España, con cerca de 75 millones de turistas y suponiendo en torno al 12% del producto interior bruto español y casi un 13% del empleo. Desde luego, en época de crisis, es esperanzador que haya un sector que no sólo no retrocede sino que se amplía. Aunque en algunos aspectos de la calidad del empleo el turismo es, por decirlo en alguna forma, manifiestamente mejorable, es evidente que este sector es en toda España una inmejorable oportunidad de hacer economía mientras que a la vez se comparte lo que uno tiene con quienes tienen a bien visitarle. Y también lo es en nuestra región, de forma algo más modesta aunque en desarrollo

La Región de Murcia, su territorio, sus municipios y sus habitantes, tienen también mucho que enseñar. Aunque aún un poco a contramano de los mercados tradicionales y con durísimos competidores a nuestro sur, Andalucía, y a nuestro norte, la Comunidad Valenciana, cada pueblo, cada comarca murciana, esconde una belleza digna de ser promocionada.

Este año nuestra estrella en FITUR será por derecho propio el año jubilar de Caravaca, pero también otros muchos subdestinos y productos podrán mostrarle al mercado turístico que la Región de Murcia merece la pena. Nuestros paisajes, nuestro clima y nuestra posición mediterránea aún no del todo colmatada ofrecen unas ventajas evidentes que debemos saber aprovechar, aunque llevando mucho cuidado en no confundir oportunidad de desarrollo con valor añadido exclusivamente concentrado en unas cuantas promociones de lo que se ha dado en llamar turismo residencial.

Para nuestra región la sostenibilidad en la acción turística es una premisa fundamental si no queremos precisamente matar la gallina de los huevos de oro que implica nuestros paisajes, nuestra costa aún disfrutable en numerosos lugares y nuestras bellezas tan ocultas como accesibles. También lo es apostar por la diversificación de las políticas de turismo, por los productos creativos e inteligentes, por la formación continua en el sector y por la calidad a ultranza en destino, resolviendo para ello y en primer término el grave problema del Mar Menor.