Han pasado ya unos días de 2017, pero la oportunidad de contarles mis propósitos de Año Nuevo no ha llegado hasta ahora. Así que agárrense, que ahí van. Como no puede ser de otra manera, el principal objetivo es ponerme en forma. Para eso no he tenido que apuntarme a un gimnasio, ya que soy asistente pasivo de un 'low-cost' que lo único que ha conseguido hasta ahora es costarme 140 euros anuales. La verdad sea dicha, ellos no tienen culpa.

Soy yo el que les dio el número de cuenta en un alarde de compromiso que no ha tenido el seguimiento que debería. Así que mi propósito será ir al gimnasio. Toda una novedad, no creen. También me he concienciado en atender más las labores de casa.

Bueno, en realidad debería decir 'atender las labores', sin el 'más', porque he de reconocer que el ángel que duerme a mi lado cada noche tiene la vuelta al cielo más ganada que el Papa Francisco. Otra de las cosas pendientes será quedar más con los amiguetes, que, salvo partidos esporádicos y quedadas casuales, no nos vemos el pelo más de dos días al mes.

Y como no puede ser de otra manera en esta lista de propósitos nada habituales -nótese la ironía-, me comprometo a ser más agradecido con la gente que me rodea. Algo que no todo el mundo es capaz de hacer. De hecho, ni yo lo he conseguido aún.

Por eso, lo primero que voy a hacer es agradecerles que sigan ahí, leyendo cada mañana las líneas de estos locos 'juntaletras'.