Es muy sencillo. Si queremos conseguir algo de quien manda, no podemos estar sentados, esperando que nos vengan 'dadas'. Hay que presionar en todos los campos, deportivamente, con elegancia, sin necesidad de hacer 'escraches' ni hacer sentirse mal a nadie. Al revés, tratando de que el que manda se ponga de nuestro lado, por convencimiento o por interés. Que llegue a parecer que se le ha ocurrido a él. Lo que importa es alcanzar el objetivo, no importa qué persona fue quién lo consiguió.

Lo que acabo de decir debiera ser, y lo es ya para muchos, una Ley General tanto en las instituciones como en la empresas.

Un buen ejemplo de esto es la aprobación por el Gobierno Regional de Murcia de la eliminación del 'impuesto al Sol' a los productores de energía solar.

Murcia es, probablemente, la Región más interesada en que esto fuese así. ¿Iba a esperar a que se lo piensen en Madrid? Se ha hecho lo correcto. Se ha aprobado aquí, antes. Con ello se ha presionado a los de arriba y ahora solo queda elegancia y convencimiento de las bondades que conlleva tal acción para todos los españoles. Y, al final, se conseguirá. No han hecho falta manifestaciones, ni acciones más o menos fuertes o violentas. Así se hacen las cosas.

Ahora bien, ¿es un beneficio para todos? O ¿sólo para los que disponen de viviendas individuales, donde se pueden situar instalaciones de energía solar para el consumo de la vivienda o de la parcela?

Nuestro Gobierno tendría que presionar también, y legislar en la medida que pueda, que todos los españoles que vivan en un 4º piso de una calle urbana o en una vivienda en la huerta tengan los mismos derechos.

O ¿es que sólo una parte de los vecinos pueden obtener ventajas económicas con sus instalaciones? ¿O sentirse partícipes de esta revolución energética?

Esta cuestión sólo se puede resolver utilizando el concepto de las Huertas Solares, lugares dónde un ciudadano pudiera invertir en una pequeña parcela para producir energía solar renovable que no contamina. Esto equipararía a todos los ciudadanos por igual. Cualquiera de ellos, no solo tendría una ventaja económica, sino que estaría cooperando a la mejora del medio ambiente, sintiéndose útil y cooperador con la sociedad.

Y ¿qué pasaría con las compañías eléctricas? Pues que nos deberían una, porque gracias a la inversión de millones de pequeños inversores, ellas se ahorrarían parte de las inversiones de producción de energía. Las empresas se debieran de volcar algo más en la distribución y comercialización. No pueden quererlo todo para ellas.

Sería maravilloso que al lado de las desaladoras de agua marina, existiesen plantas solares, propiedad de miles de ciudadanos, que estuviesen incorporados a un proceso tan importante como producir energía verde y agua.

En las negociaciones y en las luchas hay que tratar de ser más hábiles que duros.