Lo cierto y verdad es que el mundo de las incoherencias es fascinante. Yo admito que clamo contra los incoherentes como ángel de espada flamígera, lo reconozco; sin embargo, debo asumir que yo mismo debo caer en incoherencias más o menos continuas, lo que pasa, puede ser, es que nos ocurre con las incoherencias como con las pajas oculares, que no nos damos cuenta de las propias pero vemos todas las ajenas.

Es posible, o mejor aún, es casi seguro, que debe ser así o algo muy parecido. Y que estamos hechos de materia incoherente todos, aunque nos falta humildad (a mí, el primero) para reconocerlo.

Es que si no, no se entenderían tantas cosas€ La Pepsi y la Coca (estoy hablando, naturalmente, de las primas hermanas de apellido Cola, por ejemplo) financian estudios y organizaciones que recomiendan reducir drásticamente nuestra ingesta de azúcar, y, sin embargo, fabrican bebidas intensamente azucaradas€ ¿Cómo se entiende tal incoherencia? Puede ser para compensar su culpa promoviendo un movimiento contrario a sus intereses€ Puede ser porque sus consejeros en publicidad insten a hacerlo para cubrirse con cierta imagen de honestidad social, o puede que sea porque el ser humano tiende a hacer lo contrario a lo que se le aconseja. No lo sé. Creo que, al igual que la fórmula de ambas bebidas, eso también pertenecerá al más absoluto secreto.

Es como el PP, que por un lado se las da de perseguir la corrupción, mientras por otro es el partido que mayor grado y cantidad de corrupción ha aportado a este país. Por un lado, alienta y apremia a los jueces a llegar al final de todo, a la vez y al mismo tiempo que destruye pruebas, dilata los procedimientos y solicita anulación de los juicios (caso Gürtel) y pone cuantos palos en las ruedas de la Justicia puede poner. Por un lado, habla de perseguir a los culpables, y por otro abre cuantas puertas giratorias están en su mano para su buen escape (Ana Mato, por ejemplo), etc. No sé si los motivos serán los de la Coca Cola, pero yo creo que son disimulos, poses, algo así como el pirómano que también hace de bombero. Pero donde en verdad abundan estas pestilencias contradictorias es en las personas. Y más, mucho más, en la clase política.

Aquí tienen casos como un Pablo Iglesias, que ayer se las daba de socialdemócrata y hoy abomina de la socialdemocracia; de una Cospedal que es campeona olímpica en decir y mentir con cualquier caso y en su contraria, más incluso que su yedi Rajoy, que ya es, ya€ En esta formación, hasta sus jóvenes valores compiten en al arte del despropósito. Su portavoz echaba balones fuera con respecto a la basura que les está cayendo con Gürtel, alegando que él estaba en Cou, cuando, en campaña, se las dio de haber estado en el derribo del muro de Berlín, presumiendo de demócrata, para luego, después, hablar de uno de sus grandes imputados de que ya no pertenecen al partido, obviando que el desmán lo hizo en ejercicio y beneficio del partido. En fin. Un portavoz que no cae en cuenta que sus declaraciones responden al partido al que representa como tal, sin personalizar en uno mismo€ No hablemos del Psoe, desde un Zapatero que se contradecía a sí mismo de hoy para mañana, hasta un Hernando que, ratificado en su carguico, justifica hoy lo que ayer negaba con fruición, y defiende lo contrario a lo que hace días defendía.

Bien, se me dirá, eso es defender las habichuelas, y no otra cosa. Ya, pero mientras, los ciudadanos nos sopamos todo esto en una confusión de noticias, declaraciones y contradicciones, a punto de explotarnos la sesera como un Galaxy Note7 de Samsung. Yo propongo que, en vez de esconder las hemerotecas, se las reivindique; en lugar de ocultarlas, que estén siempre presentes, se hagan accesibles a la ciudadanía, se incluyan en la legislación y en la jurisprudencia, e incluso se lleven a escuelas, institutos y universidades. Y al personaje público que se le muestre su propia imagen cometiendo flagrante contradicción se explique o confiese o se arrepienta o se avergüence o abandone su cargo y deje de engañar al personal. No por nada, solo por principios, por pura lógica, por sentido común. Que jamás olvidemos recordar€.

„Pero tú decías al principio que todos somos proclives a la incongruencia, ¿no?

„Possí, como todos lo somos a la violencia, a la incompetencia, o a meternos el dedo en la nariz, pero hay casos en que la incoherencia puede llegar a ser un delito. ¿O tampoco?.

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