Desde que se aprobara en 1978 la Constitución, hemos recorrido juntos todos los españoles un largo camino de avances y progreso. De esta norma esencial para la convivencia democrática, destaca el espíritu de consenso y la valentía de dejar atrás el enfrentamiento para buscar la capacidad y la voluntad de diálogo y acuerdo.

Su fortaleza, más allá de los fundamentos esenciales del Estado que la Carta Magna reconoce, es el respaldo mayoritario de todos los españoles, que la hizo ser la Constitución de las personas, la de todos nosotros. Hace 38 años, esta norma obtuvo en las urnas un apoyo del 87,78% de los votantes. Un respaldo que fue aún mayor en nuestra Región, donde llegó al 91,3%, y que dejó claro el sentir mayoritario de que la soberanía nacional reside en el pueblo español.

Gracias a la Constitución, hoy vivimos en un espacio de libertad; de seguir afrontando retos que serán más fáciles de alcanzar desde la unidad de todos los españoles y desde el respeto a los principios de legalidad y libertad y a los derechos que la Constitución hizo posible.

Nuestra norma fundamental ha logrado que hoy España sea no sólo un Estado de Derecho, sino un espacio de convivencia libre, y recoge como principio básico la igualdad entre todos los españoles. Crea un modelo autonómico que debe asegurar que no exista trato diferente en función de donde resida cada español. Vela para que las instituciones no caminemos por un rumbo diferente al que la sociedad en su conjunto quiere para todos.

Nuestra fortaleza como nación se enriquece cuanto mayor sea el número de los que se suman al proyecto común que tenemos para nuestro país y para nuestra región. España será lo que todos queramos ser, desde la pluralidad y la capacidad de decidir de todo el pueblo español, y sin que nadie se la arrogue.

Tenemos un ejemplo reciente. Cuando se dejan atrás las diferencias, cuando se ha escuchado lo que de verdad pedían los españoles, hemos comenzado de nuevo a avanzar. La reciente formación del nuevo Gobierno es el ejemplo de diálogo que España necesita. Un Gobierno que adopte decisiones buenas para la Región y para el conjunto de España.

Hace 38 años comenzamos a andar un camino que aún tiene por delante un largo recorrido. Su meta, entonces y ahora no podía ser otra que hacernos mejorar cada día; ayudarnos a progresar como sociedad unida, libre y democrática; estar por encima de los sentimientos hostiles que reivindican la diferencia como elemento excluyente.

Igualdad, solidaridad, equidad y justicia son los valores que la Constitución hizo posibles. Valores irrenunciables que esta norma nos reconoce. Celebremos hoy que España ha crecido, gracias a ese marco de convivencia, con ilusión y valentía, y lo seguirá haciendo con este instrumento básico e indispensable que nos ha hecho iguales, que nos ha dado a todos los mismos derechos y los mismos deberes. Afrontemos los nuevos retos y oportunidades que tenemos ante nosotros siendo más fuertes, con el orgullo de ser españoles y el compromiso de seguir trabajando, con el respaldo de la Constitución, por un país y por una región más justa y mejor.