Los enamorados dieron al paseo Alfonso X el Sabio el nombre más doméstico con el que se conoce este bulevar: ´Tontódromo´. Por lo de pasear a través de él ejerciendo el primario arte de ´tontear´. Vamos, que era el sitio perfecto para ligar y para ampliar los horizontes desde el punto de vista sentimental. Largas mañanas y tardes calle arriba y calle abajo sin dejar de mirar a todo el que se paseara por esta céntrica calle, enclavada en el corazón de la ciudad, y que aún hoy es una de las zonas con más sombras (grandes árboles) del casco urbano y por la que más agradable se antoja una caminata con una buena compañía y una buena charla. Increíble, por tanto, parecen las diez alegaciones que se han presentado al proyecto municipal que quiere hacer el Ayuntamiento en tan conocida vía. Y es increíble por lo escaso del número. Sólo diez propuestas se han entregado durante el periodo de exposición al público, entre las que hay que contar al Colegio de Arquitectos, a Ahora Murcia, a Cambiemos Murcia y las comunidades de propietarias afectados. La cosa se pone peor si se eliminan los que están directamente afectados, coligiendo que entonces la iniciativa municipal, que contempla como plato fuerte la peatonalización de la primera parte y el cierre al tráfico de la avenida (excepto residentes), únicamente ha interesado a unos cinco particulares. Para llorar, dirán algunos. ¿Realmente a tan poca gente le interesa esta iniciativa que cambiará radicalmente la fisonomía del corazón de la ciudad, como en su día lo hizo la peatonalización de Belluga o la de Santa Domingo? ¿Cuál es la razón de esta participación de baja intensidad? La respuesta es clara. Después del poco caso que el Ayuntamiento capitalino ha hecho a lo largo de los años a las alegaciones presentadas a propuestas tan importantes como la Plan de Movilidad, el Plan General de Ordenación Urbana o la extensión del tranvía al barrio del Carmen, no es de extrañar que los ciudadanos se hayan desmotivado y ahora piensen que de nada sirve comunicarse con la Administración Local a través de sus exposiciones al público. Miles de alegaciones a proyectos municipales quedaron en el olvido y duermen en quién sabe en qué cajón o en alguna habitación de cierto edificio público. Por nadie pase.