Mientras mi buen amigo Victorio Melgarejo y la asociación cultural que preside Hay un Tigre Detrás de Ti trabajan con ahínco en reconocimientos a ilustres como Vicente Medina y Echegaray; mientras se honra a don Miguel de Cervantes Saavedra con la mejor voluntad. Los esnobistas, los pedantes, los publicistas y los pijos se deshacen por utilizar anglicismos, para ellos bien sonantes y con un toque políglota de intelectuales horteras. Sin duda ha sido la publicidad la que abrió la veda para deslumbrar a clientes con términos extravagantes alejados de la riqueza de la lengua castellana, quizás utilizando la incultura idiomática de la parroquia, para dar desatinada distinción a los productos publicitados.

La influencia de las aplicaciones y programas informáticos sin traducción castellana y términos deportivos, también tienen mucho que ver con el dislate que nos invade cada día y a todas horas.

Resulta curioso observar como los países de influencia hispana conservan la abundancia del vocabulario castellano. Los escuchamos en numerosas ocasiones expresarse en los medios de comunicación: latinoamericanos de todas las clases sociales, cultos o no, que nos dejan boquiabiertos ante su retórica fluida que contrasta con la torpeza lingüística, sobre todo de muchos de nuestros políticos y comunicadores; profesionales, teóricamente, del discurso.

Desde hace algún tiempo, en Murcia se viene dando esta desafortunada tendencia al uso de términos anglosajones, contando incluso con el apoyo de estamentos oficiales, sobre todo municipales. Campañas de promoción internacionales llegadas de más allá del Atlántico como la actual Black Friday, para muchos de aquí, Blas Fridei, una campaña adquirida que nos ha llegado de igual manera que nos llegó, para mayor desesperación, con el espantoso, nunca mejor dicho, Halloween. El pequeño comercio, siempre problemático y dejado de la mano oficial nos inunda en Murcia con actividades tan exóticas como el Shopping Night, Shopping Days, Pop-Up Store, Tu Shopping Urbano, el Spring Night, la Feria del Comercio Outlet, el Autum Nigth€ y así una serie de soflamas y títulos desafortunados que la mayor parte de los murcianos no comprenden ni les interesa. Lo bueno del caso que nos ocupa es la pronunciación por parte de los aborígenes, lo que lleva a la chufla y a la carcajada, que nos es poco. ¡I go away buying the bread!, diré cuando salga a comprar el pan. Sólo nos faltaba que el mercado tradicional de los jueves pasara a llamarse On Thursday Market.

Lo narrado me recuerda un anuncio radiofónico de inicios de los años sesenta de una marca de coches: «En América Jeep [pronúnciese con todas las letras], en Murcia Jyp», decía el caritativo audio, para que la gente supiera la marca que compraba.

Una auténtica estupidez por nuestra parte el uso de anglicismos sin venir a cuento y un insulto al idioma de Cervantes, un idioma rico y vivo. No hagamos más el ridículo.