El fenómeno casi telúrico de unos cuantos litros de lluvia caídos durante estos días es apenas un espejismo que a lo sumo nos hace recordar dónde demonios pusimos el año pasado el paraguas y tener la rara oportunidad de sacar las botas de agua de nuestros hijos para que disfruten chapoteando en los charcos, tan divertidos como fugaces.

En cuanto escampa, que es enseguida, nos puede dar por pensar que así se pusiera a llover en Murcia los cien años ininterrumpidos que llovió en Macondo. Pero descuiden, que esto no va a pasar. Es lo que tiene estar situados en el lugar del mundo y en el momento de la historia en el que estamos. Nuestra posición mediterránea semiárida lo va a impedir, a no ser que dentro de no sé cuántos eones a la tierra le dé por cambiar su polaridad, en tanto el calentamiento global, que va a más en plena era postindustrial, no contribuirá precisamente a mejorar las cosas. Geografía y cambio climático se dan la mano para que en Murcia llueva lo que llueve y para que incluso en el futuro tengamos que recordar con añoranza las lluvias del pasado como si fueran muchas. No le demos demasiadas vueltas.

Entonces, como decía aquel folleto decimonónico, ¿qué hacer?

La verdad es que no tenemos muchas opciones, pero habrá que inventarlas. Ante el cambio climático, la palabra mágica será 'adaptación'. Mitigar el problema requiere una respuesta conjunta y coordinada a nivel internacional para la que desde aquí lo único que podremos hacer es apoyar y colaborar. Mitigas si aplicas políticas, tecnologías o medidas que consigan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o mejorar los sumideros de los mismos, y por eso se comprende que desde la Región de Murcia no tengamos el protagonismo absoluto de la mitigación del problema global en todo el planeta.

Sin embargo, ya que los impactos y las vulnerabilidades al cambio climático son específicos de cada lugar, las iniciativas para la adaptación sí pueden ser definidas y llevadas a cabo a nivel regional. Te adaptas si ajustas tus sistemas al clima en el máximo que sea posible, aunque quizás nunca se podrá hacer de forma completa porque no será conveniente o posible en una sociedad en desarrollo.

Los especialistas sabrán cómo emprender en Murcia la adaptación al clima. Yo me limito a intuir que es imprescindible y urgente hacerlo. Y que la adaptación al cambio climático en nuestra tierra deberá incluir tanto las formas en las que nos procuramos del agua, incluyendo la recuperación, si acaso modernizada, de las viejas técnicas de la cosecha de agua, como las maneras en la que la empleamos, la recirculamos, la rentabilizamos y la economizamos.

Todos los sectores productivos, toda la vida social y toda la organización política en nuestra pequeña tierra están concernidos por este reto en el que tenemos el cien por cien del protagonismo hacia nuestro propio futuro.

Hagamos que sea posible.