Nos sorprendió la ocurrente iniciativa destinada a jovenes músicos que la siempre aplicada Consejería de Cultura nos anunciaba a bombo y platillo con el nombre «Nos vemos en los bares». Aplicada, claro, a garantizarse ese regular espacio en los medios donde lucir sonrisas y buen rollito.

Casualmente tratábamos ese mismo día en la Secretaría Regional de Cultura de Podemos, junto a músicos y demás representantes del sector cultural, el asunto de la absoluta precariedad en que se hallan las gentes del ramo, y en qué medida podíamos paliarla desde la acción política. El sangrante asunto del IVA cultural, el Estatuto del Artista, modificaciones en régimen de autónomos, etc. centraron el debate. También hablamos de las múltiples cabriolas normativas, al borde siempre del fraude de ley, que la mayoría de creadores se ven obligados a hacer en algún momento para simplemente malvivir en el, desde el punto de vista laboral, nada rutilante mundo del artisteo.

Tratamos del oportuno disfraz que suponen las asociaciones culturales sin ánimo de lucro, incluso de cooperativas culturales; o de la forma de computar unos días extra de cotización a través del régimen especial de artistas de la Seguridad Social. Y es que los jóvenes a que se invita a actuar, seguramente gratis, no lo serán siempre, y a partir de cierto punto hay que pensar que el músico ya no está para dormir debajo de un puente, por evocadoramente bohemio que a algunos les parezca.

Un conocido músico murciano sugería que mejor llamar a la iniciativa consejeril «nos vemos en la calle», que es donde por desgracia se encuentran los músicos de la Región ante la falta de trabajo. Concuerdan los músicos que nos acompañaron que estas iniciativas aparentemente bienintencionadas tienen un tufo sospechoso. Y apuntaban estas razones y dudas:

1. ¿Tocarán gratis estos jóvenes? Si no es así, ¿qué cachés que se van a cobrar? ¿serán suficientes o sólo van a promover una contratación precaria, que además va a empeorar la situación de otros músicos, en una competencia desleal ?

2. ¿Se ha previsto el pago a la Seguridad Social, derechos de autor, etc... o se trata de simple camuflaje con fines publicitarios para los jóvenes? Esos mismos jóvenes músicos que irán al paro en unos pocos años. La música, la creación, como la agricultura, la educación o la sanidad es un trabajo digno que incrementa el PIB de la Región. De hecho esta Comunidad tiene escuelas de Arte Dramático, conservatorios y otras instituciones que lanzan a cientos de jóvenes al mercado laboral, sin que se prevea nada al respecto. Apuntaba además uno de los músicos presentes, lo que posiblemente subscriba todo el sector: «Hay otras formas de promover a los nuevos valores, pero nunca la Administración debe contribuir a romper las ya duras condiciones que padecen sus trabajadores fomentando el amateurismo, como si esto fuera una fiesta de fin de año en un colegio»

3. ¿Las salas de copas van a contener todo tipo de estilos musicales o solo algunos? ¿No sería más razonable promover una red de conciertos estable en la región con posibles aportaciones públicas y privadas? Se puede organizar un festival, una feria musical, incluso giras en ámbitos escolares para ayudar a la gente nueva, pero sacar a los chavales y chavalas a espacios públicos donde ayer ha tocado un grupo, por cierto con un caché mínimo, supone contribuir a la precarización del sector, ya de por sí bastante empobrecido.

4. Músicas en los bares sí, pero que no se haga a costa de los músicos. Que la Administración ayude a costear el sueldo, o al menos que sea una cosa mixta entre empresario hostelero y la Administración. La gratruidad desde el punto de vista laboral es nefasta y hace valer la máxima de «pan para hoy y hambre para mañana».

Señora consejera, de buenas intenciones está el infierno lleno. Hay que afinar más y si el Partido Popular en estas materias es lego, pues que pregunte, que para eso se prodigan en fotos junto a todo tipo de artistas mientras se deja el peso de las decisiones a todo tipo de intermediarios y programadores. Insten, por ejemplo, a los programadores municipales a dar trabajo a los artistas de la región y fomenten así empleo y sostenibilidad del sector. Con eso sólo sobrarían muchas de esas subvenciones tan poco transparentes como dañinas a veces para el sector.

Murcia cuenta con instalaciones de lujo en la mayor parte de sus municipios. Satisfecha el ansia inmobiliaria y los negocietes que supuso la construcción de tanto megaauditorio, habrá que dar contenido y utilidad social a tales espacios, en buena parte infrautilizados.

Lo demás suena a cantos de sirena, pillería, y a adelantar literalmente por la derecha. Sabemos que las arcas están flojas, pero también sabemos que se pueden administrar los recursos con otros criterios y al servicio de todos. De los músicos y demás creadores de la Región, también.