Instalada la mesa de camilla con faldilla suave y brasero eléctrico, podemos sentirnos afortunados de no calarnos en el frío que se acerca ya por las noches y de poder estar al calor del brasero en la habitación y, si no hay lo que ahora se ha dado en llamar pobreza energética, podremos encarar el invierno. Un amigo, fundador de El Parnaso, dice que siempre han sido pobres, y su vida de pobreza los que ahora padecen diferentes 'especialidades' de la pobreza, como esta llamada energética que culmina cuando te cortan la luz por impago de factura. Una idiotez es este eufemismo, y si no lo podemos solucionar en el momento en que se produzca el corte de luz, cuando no hay dinero para pagar, se producirá la injusticia.

El resultado de los que somos pensionistas es siempre el mismo: tanto pago de agua, luz, impuestos directos e indirectos, y los gaStos propios de la vida, nos lleva a padecer restricciones. En general no somos el caso extremo aún, aunque todo puede llegar, pero hay personas que padecen estos problemas, precisamente los más elementales para sobrevivir: cortes de agua, de luz, y hemos visto también muchísimos desalojos de casas por no poder pagar la hipoteca, y siempre la amenaza de la Administración y una Justicia que no funciona porque las leyes no son precisamente defensoras de los problemas de los pobres. Y es que los pobres no existen, no se les ve, son invisibles en su noche de penurias y tristezas, hasta que un día salen en la prensa por una calamidad o por una desobediencia, que es cuando se les llama antisistema.

Con los braseros eléctricos han vuelto a salir, como con aquellos de carbón, lo que llamábamos cabritillas, que no eran sino señales pequeñas y enrojecidas del calor sobre nuestras piernas por la cercanía de las mismas al brasero, sobre todo cuando hacía mucho frio. Pasaba lo mismo con la chimenea de leña y con aquel artefacto que había en muchas casas, el radiador de butano. Pues en estos momentos empiezan ya las sesiones de calor aunque aún no ha llegado verdaderamente el frio intenso. Y si no lo remedian los presupuestos generales del Estado (y no lo remediarán), sucederá que la pensión quedará otra vez muy mutilada con los recortes pasados y los próximos futuros, quiero decir la pensión de jubilación. Nadie lo hará. Y estaremos en un imperio de pobreza de distintas especialidades y cualificaciones porque cada día somos más pobres, jubilados o no, que resistimos a esta injusticia, aunque eso sí, muy creyentes; pero nada de caridad, venga de lo público o de lo privado.

Y si no lo remedian sistemas más acordes con los tiempos modernos, otra vez volverán las piernas a teñirse de cabritillas que no es sino un síntoma de herramienta, es decir, técnico, si es que esa maldita pobreza energética, es decir, pobreza, no lo impide, y nos quedamos sin el calorcillo y volveremos al carbón y a la cascarilla de almendra, o a algo que se nos venderá más barato, cualquiera sabe?

Y más pronto que tarde tendremos que buscar sistemas y herramientas nuevas, casi olvidadas por lo largo de este último verano, o buen tiempo, en nuestra Región, como son los tapabocas, chaquetones, orejeras y manoplas para los sabañones, gorros y hasta guantes de lana. Y ojalá puedan resistir lo que viene, recortes y frío. Porque si no es así tendremos que organizarnos contra quienes nos empujan a la intemperie de una sociedad aislada para unos, la inmensa mayoría, y confortable para otros, que, siendo la minoría, son los que mejor viven.

Y sin cabritillas.