Una laguna costera y salada vive del agua que le renueva el Mar Mayor aledaño. El mismo mar por el que le llega la arena que, venida desde algún rio cercano, comenzara a separala hace geológicas calendas.

La arena va cayendo al Mar Menor desde Cabo de Palos hasta el Mojón, procedente del Segura desde antes de la Historia del Hombre. Y llega un momento en que lo cierra; ese proceso no acaba. No sabe acabar. Ese momento es ahora.

El Mar Menor sin el agua que lo renueva procedente del Mar Mayor es un charco, los charcos se pudren y desecan, luego de albergar infinidad de seres vivos minúsculos o microscópicos, a los que podemos llamar oportunistas. Si no le abrimos golas o dragamos la Encañizada, el mismo proceso que creó el Mar Menor como paraíso, lo matará. Así de sencillo y así de natural. El Estacio no sirve, si está solo en esa misión, para esta labor de renovación de las aguas marmenorenses. Además, el gran dique que cierra El Estacio al norte impide la fuerza con que muchas veces irrumpiría el agua nueva hasta adentro del Mar Menor. El levante norte es el viento más poderoso de estas coordenadas geográficas. Y la gola de Marchamalo está condenada por una barrera artificial.

El Mar Menor es un proceso. No es algo estático. Sucede que, para una vida humana, cien años o menos, son una eternidad, la eternidad.

Pero el proceso está llegando a su fin, y ese fin es el actual comienzo de la desecación y putrefacción de sus aguas. Así de claro. Es la naturaleza y sus leyes. El Mar Menor paraíso de caballitos de mar, de salinidad y playas limpias, etcétera, era una etapa (corta etapa) del proceso. Si se quiere que permanezca, hay que actuar dando paso abiertamente al agua limpia del Mar Mayor.

Claro que los cultivos arrojan nitratos, fosfatos y todo lo que haya que arrojar. Mal hecho, desde luego. Pero la solución no es clausurarlos, sino establecer los conductos necesarios para llevarlos a la depuradora más cercana, creo que en San Pedro del Pinatar. Hay que condenar la manera de desaguar de esos cultivos, pero no condenar a los cultivos mismos.

Y, una vez establecida la conexión; o mejor, restablecida, aguardar. La limpieza de las aguas no se hará en una estación. Nadie sabe cuánto tiempo llevará la renovación de las aguas. Porque el proceso de entrada de agua del Mayor en el Menor se hace a través de un movimiento de vaivén diario que tiene que ver con el gradiente de temperatura y densidad, según la hora del día y estación del año. Si sólo pasara agua de una parte a otra, tendríamos inundación o desecación. Tenemos salida de agua del Menor hacia el Mayor, y entrada de agua del Mayor en el Menor, en sucesividad, diariamente y en varias tandas. Siempre hablando en superficie. Por supuesto, en fondo, la corriente es al revés, como sucede en el Estrecho de Gibraltar. Lo he comprobado en El Estacio, es dato empírico, no discutible. Por eso digo que la renovación de las aguas no será inmediata. Pero es la única solución para impedir que el proceso continúe hasta la desecación completa de la laguna.

O dejamos que la madre, Mar Mayor, abrace a su bebé, Mar Menor o éste muere, al continuar su agonía. Es el destino de las lagunas saladas. Las de agua dulce, aun siendo costeras, tienen otra dinámica, con sus ríos madre.