Los compañeros de trabajo se dirigían a Madrid a un curso de formación. Su empresa eligió como medio de transporte el tren. En concreto, el Talgo de primera hora de la mañana. Superado el trago del madrugón, se montaron en su vagón e hicieron lo típico en estos casos. Charlar, dormitar, leer, escuchar música...nada del otro mundo. Todo transcurría con normalidad y empezaron a pensar que nada más bajar del tren en Atocha, cogerían un taxi para ir al hotel donde se desarrollaría esta primera jornada de formación. Sin embargo, sus planes iban a torcerse.

Antes de llegar a Alcazar de San Juan, el tren se detuvo. Cinco minutos, diez minutos, treinta minutos...todo el mundo especulando sobre lo que habría pasado hasta que el maquinista informó de que se había averiado la locomotora y estaban intentando arrancarla. Los dos compañeros de trabajo no daban crédito a lo ocurrido. Lógicamente, llegaron una hora tarde al curso de formación, que ya estaba empezado con personas que llegaron puntuales a Madrid desde todos los puntos de España. Cuando relataron lo que les había pasado (la locomotora se había roto sin causa aparente), todos les miraron como si hubieran venido del lejano oeste americano en diligencia.

Esta verídica anécdota ilustra a la perfección la dejadez con la que Adif (Administrador de Infraestructuras del ministerio de Fomento) y las administraciones local y regional de la Región se han comportado en la modernización del ferrocarril a Murcia, que está anclado, en este aspecto, en el siglo XIX. Ahora, quieren ponerlo en el siglo XXI, pero lo hacen de manera torpe y sin credibilidad ninguna. El último capítulo del despropósito que será la llegada del AVE a la Región (sin soterrar en la estación del Carmen y fiando el futuro a unos presupuestos que nunca se cumplen) se ha vivido hace unos días con la carta del Portal de la Transparencia del Gobierno de España, que Adif ha enviado a una vecina del barrio del Carmen.

En ella, se dice la verdad. Que la Alta Velocidad llegará en superficie y que hay un compromiso de futuro sin determinar el proyecto a desarrollar. El problema es que llueve sobre mojado y no tienen ninguna credibilidad los argumentos de Adif. Esta entidad, dependiente del ministerio de Fomento, exige un acto de fe que a esas alturas es muy difícil de lograr. Y más después de comprobar que en cartas oficiales a los vecinos dicen una cosa y en comunicados de prensa, afirman otra presionados por el Gobierno regional que intenta nadar y guardar la ropa. Cinismo en estado puro con una comunidad autónoma y un ayuntamiento, el de Murcia, que no se plantan para que dejen de ningunear a los habitantes de la Región.

Con el episodio vivido esta semana con cartas y comunicados de Adif resultan premonitorias las palabras que en su día (hace al menos una década) pronunció el socialista José Salvador Fuentes Zorita cuando era portavoz del PSOE en el ayuntamiento de Murcia. Dijo que «el único AVE que llegaría a la Región era un talgo con un pájaro pintado en el morro de la locomotora». Años después parece que ni siquiera eso. Lo que llegará a Murcia se parecerá más a un tren de la bruja (con todo el respeto a la atracción de feria, que no intenta aparentar lo que no es) que a la Alta Velocidad. Por nadie pase.

Chirijotas

Acordarse de los que ya no son concejales. Estos días que se ha hablado tanto del barrio de La Paz a propósito del documental sobre esta zona de la ciudad y del acuerdo de pleno para rehabilitararlo con fondos públicos, distintas personas y varios miembros del grupo municipal socialista se acuerdan de un concejal. Se trata de Marcos Ros, el edil del PSOE que se ocupaba de los temas de Urbanismo hace

años en el grupo socialista y que, en todo momento, se mostró contrario al proyecto del promotor José López Rejas. Su oposición a esta iniciativa, que ha naufragado en el tiempo que le ha dado la razón, motivó incluso que el edil tuviera que asistir escoltado a diversos actos ante las amenazas de vecinos de La Paz que se colgaron el cartel de 'I love Cámara'.