Hace pocas fechas tuve ocasión de escribir en torno a la incertidumbre que generaba el proyecto de MC para los partidos de corte nacional, acentuada al extremo en una Comunidad Autónoma uniprovincial, evidente y eminentemente centralista, como la nuestra. Hablar con libertad de los problemas reales de los ciudadanos y reclamar soluciones para ellos se convierte en rara avis en estos tiempos, y estos partidos, abierta y veladamente, quieren extinguir esta especie a la que pertenece MC, que amenaza con convertirse en un depredador de aquellos para quienes el servicio público se convirtió hace años en invitación a una barra libre.

En paralelo la reforma del Estatuto de Autonomía ha puesto de actualidad la necesaria reestructuración administrativa de la Región, la que arrinconando a 44 municipios se ha conseguido arrinconar a si misma.

Sobre la mesa de la Asamblea vuelven a estar las 50.000 firmas que apoyaron la provincia de Cartagena en 2007, sumadas a las mociones del ayuntamiento de Cartagena que ha acordado este mes trabajar en la viabilidad de la Provincia de Cartagena, de la biprovincialidad regional, y fuera de la mesa está una reivindicación histórica, constante y siempre presente, la restitución de la provincia de Cartagena. La que fue eliminada a principios del siglo XIX, borrada por Javier de Burgos en 1833, obviada en 1924 a petición del alcalde Torres, negada en la transición al alcalde Escudero y al movimiento cartagenerista en el Estatuto de Autonomía de 1982, desatendida en 1990 a petición del alcalde Vallejo, y ocultada tras un acuerdo plenario de 1998.

Ese hilo conductor, esa reclamación histórica, nunca abandonada, siempre querida por el pueblo de Cartagena es canalizada con argumentos jurídico-económicos por una plataforma apolítica nacida de colegios profesionales, asociaciones empresariales y sociedad civil, y sus argumentos pesan sobre quienes no quieren que nada cambie, quienes han cimentado su éxito en que nada se mueva, en ese lado los partidos nacionales, con ellos un lobby, un movimiento que se resiste a cambiar, que teme el progreso, cuya actuación serviría para ilustrar la parábola de los talentos.

Está escrito en el Evangelio que al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Las oportunidades se aprovechan o se pierden, no hay término medio, la Comunidad Autónoma y la sociedad murciana (porque de vecindad civil lo somos en virtud del Estatuto que ahora se reforma) debe afrontar su realidad, su riqueza interior, su patrimonio natural, histórico y arqueológico y, sobre todo, su realidad social y económica, ofreciendo nuevas soluciones hacia dentro y hacia fuera, aprovechando nuestras potencialidades para conseguir lo que debemos ser.

Frente a la oportunidad comienzan a surgir las voces de quienes han enterrado su talento, y solo esperan que llegue el día de poder comprobar que sigue allí. A eso nos negamos desde MC, no es momento de conformarnos, ¿saben por qué? Porque la realidad del campo de Cartagena es que no queremos conservar lo mucho y bueno que nos ha dado la naturaleza, eso lo tenemos y lo agradecemos, pero queremos que produzca, ponerlo al servicio de la Región y del Estado, pero hace muchos años, demasiados, que no nos dejan.

El positivo lema ´2es+´ se queda escaso para las bonanzas que la bipovincialidad traería al campo de Cartagena, a toda la Región, porque multiplicaría nuestra influencia a nivel estatal, porque entonces podríamos demandar infraestructuras y porque además nos permitiría ajustar, acercar y optimizar la gestión de los recursos públicos que llegarían en mayor cuantía a la Región y, claro está, a Cartagena y su comarca.

Estos días hemos escuchado como colegios profesionales, asociaciones empresariales, agrarias, sindicales apoyan la biprovincialidad, y frente a ello comienzan a aparecer opiniones menores, lanzadas desde el conformismo, que con argumentos tan aparentes como insustanciales reclaman que nada cambie, que nos quedemos como hasta ahora.

En MC no esperaremos al lloro y al crujir de dientes, seguiremos trabajando con decisión para multiplicar los talentos de nuestra comarca y la Región, será responsabilidad de otros su inmovilismo, su ausencia de interés en los ciudadanos y sus necesidades, ya lo he dicho, este proyecto es de los cartageneros y de todos los que quieren un futuro mejor, en él confiamos encontrarnos con quienes ahora tratan de impedirlo, de poner puertas al campo de Cartagena.