La pasada semana conocíamos un informe importante y su vez catastrófico para la Cooperación al Desarrollo: El informe AidWatch, elaborado por la plataforma de ONGs de desarrollo europea Concord, y que todos los años hace un balance de la cooperación europea, incluida la española.

Este informe, bajo el título Esto no es suficiente, muestra que Europa en su conjunto es el mayor donante del mundo con 62.400 millones y que ha incrementado los recursos un 8,7% respecto al año anterior. La parte mala es que, con un 0,44% de la Renta Nacional Bruta, se siguen incumpliendo los compromisos internacionales de destinar el 0,7%. La ayuda, además, está cada vez más condicionada por intereses ajenos a la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la degradación ambiental que afecta a las poblaciones más vulnerables. De esta forma, esta política queda supeditada a los intereses comerciales, la seguridad o a la atención a personas refugiadas dentro de las propias fronteras.

Sólo cinco países de la UE alcanzaron el objetivo del 0,7% en 2015: Luxemburgo, Suecia, Dinamarca, los Países Bajos y el Reino Unido (el Brexit hará perder a la UE uno de los países líderes de las políticas de cooperación).

Este informe nos muestra también el incumplimiento de España ante la Cooperación al Desarrollo, y es que nuevamente cae, a niveles propios de los años 80. El Gobierno de España vuelve a incumplir sus compromisos ya que aseguró retomar la senda de recuperación de la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo). Lo cierto es que el porcentaje que España destina a cooperación es de un 0,13% de la RNB, una cifra equivalente a la de Hungría e, incluso, por debajo de países como Grecia, Portugal, Estonia o Eslovenia.

Si ahora ponemos la lupa en la Región de Murcia, vemos que estas cifras son peores aún (aunque yo las calificaría de ridículas). Y es que cuando hablamos de Cooperación al Desarrollo en nuestra Región, realmente no sabemos de qué hablamos. La tendencia siempre ha sido mala, la inversión en AOD nula, y los compromisos adquiridos en esta materia, una gran mentira.

En mis tres años al frente de la Coordinadora Murciana de ONGD, se ha podido ver con claridad como los compromisos que ha ido asumiendo el Gobierno regional no han servido para nada. Buena prueba de ello la da la firma del Pacto Autonómico por la Solidaridad y la Cooperación Internacional, suscrito por cinco formaciones políticas: PP, PSOE, IU, UPyD, Podemos y Ciudadanos. Este pacto lo suscribieron en plena campaña electoral de las autonómicas de mayo de 2015, quizás lo hicieron por eso de coger cuatro votos más de donde fuera. La realidad es que un año y medio después, solamente se ha cumplido un punto de los siete que refleja dicho pacto. Y casualmente el punto que no compromete recursos económicos. Al mismo tiempo que el Gobierno tiene la obligación de cumplir con aquello a lo que se compromete, los grupos parlamentarios también juegan un importante papel, ya que de su control y fiscalización en la Asamblea Regional también depende el que se pongan en marcha más o menos políticas.

Nuevamente vemos como al Gobierno regional esto de la cooperación le da igual, siguen sin poner en marcha aquella Ley de Cooperación aprobada en el año 2007 y con tanta ambición de comerse el mundo. La Región de Murcia sigue a la cola de las Comunidades autónomas de España en inversión en cooperación.

Actualmente, los fondos presupuestados son escasos, apenas llegan al 0,003% del total del presupuesto consolidado de la CARM. Además de ser escasos, el 54% de la inversión en cooperación corresponde al pago de una deuda a ONGD´s, correspondiente al año 2009 y que suma una cantidad de casi 784.000 euros.

Hay que tener en cuenta, además, que el Gobierno regional viene adoptando el pernicioso hábito de presupuestar partidas para cooperación que no ejecuta. Actualmente, y con los datos que tenemos, finalizará el ejercicio presupuestario con el 77% de los fondos sin ejecutar.

Es más que evidente la poca apuesta del Gobierno por hacer buena cooperación, será porque ésta no es una política que se vea y que se pueda vender, no lo sé. Quizás porque tampoco residimos en una Comunidad con una costumbre y una tradición fuerte, en lo que políticas públicas se refiere, en ayudar a países en vías de desarrollo, tampoco lo sé. Pero lo que sí sé es que es incongruente hablar de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de la Agenda 2030 sin que haya una verdadera apuesta por la cooperación al desarrollo. Solamente apostando por ella, tanto en la acción de Gobierno como en los presupuestos regionales, podremos acabar con la pobreza y la desigualdad. Estos objetivos nos competen a todos, no a unos pocos, y hasta que no se vea una apuesta sólida en la línea de caminar hacia la consecución del 0,7 y respetando el marco de trabajo y el papel de las ONGD, no conseguiremos nada.

Esperaremos a los próximos presupuestos, aunque con poca fe, ya que desgraciadamente los hechos hablan por sí solos.