De un tiempo a esta parte, nos ha salido un nuevo animal de compañía. Lo definió muy bien el otro día el periodista que siguió la noticia, o Hidrogea. No sé bien a quién se le ocurrió el nombre, pero está bien nombrado. Pienso muchas veces cómo es tan resolutorio, impactante y descriptivo, ponerle un nombre apropiado a una cosa o a un fenómeno. En este caso, es verdad que se trata de un monstruo y es cierto que está compuesto, casi al 100 por 100, por un conjunto anastomosado de toallitas higiénicas. Los fabricantes de estas toallitas sugieren que no se use más de una por acto escatológico, para ser vertida al wáter, más bien una por descarga de la cisterna.

Pero ya se sabe que el ciudadano español es el más limpio de Europa y en muchas ocasiones seguro que utiliza más de una toallita. Además, como probablemente no habrá sucedido que se haya interpuesto una demanda contra los fabricantes, me imagino a los mismos, pensando el primer día de fabricación: ¿Qué ponemos en las recomendaciones, se tiran al wáter o no? ¿Habrá problemas si se vierten? ¿Y en las fosas sépticas, qué? ¿ Todas las canalizaciones en los edificios y en las viviendas son iguales, como para que fluyan los líquidos con facilidad? ¿Los alcantarillados son iguales en calles con pendientes o sin pendientes? ¿Habrá bombeos de aguas residuales? ¿Eso significa que las toallitas tienen que pasar forzadas por los álabes de las bombas y salen retorcidas y unidas unas con otras? ¿Se pueden romper las bombas? ¿Se pueden quedar atascadas las válvulas y compuertas de las tuberías? ¿Qué pasará cuando las toallitas lleguen a las depuradoras?

Bueno, se puede suponer que al final de estas posibles autopreguntas, alguno de los pensadores pudo finalizar proponiendo que con una por descarga de cisterna no pasaría nada. Total, es solo una. Y eso es lo que han puesto en las etiquetas de información. Y de entonces hasta ahora, no se ha cambiado nada. Para que cambien las cosas, alguien tiene que explicar que tiene problemas por el uso del producto. Me da la impresión de que las empresas responsables del alcantarillado y depuración suelen ser más pasivas que activas. Ahora es cuando parece que han iniciado las protestas, pero esto ya se veía venir.

Hidrogea hace muy bien con la información que está prestando a los ciudadanos. Es un problema de todos. Es básicamente de información y de formación cultural. Les sugiero que las toallitas no las tiren al wáter. Y sugiero también que los fabricantes de toallitas cambien su información del producto. No estaría mal que regalaran envases biodegradables, donde se puedan introducir las mismas, para que una vez llenos, se puedan evacuar, vía basura y no vía wáter.