No se ha hecho esperar, no sea que se les olvide: en una sutil carta, Bruselas ya ha recordado al inminente Gobierno que incluya un ajuste de 5.500 millones en los próximos presupuestos. Creíamos que eran tiempos revueltos por la ausencia de un Ejecutivo, pero la tormenta irrumpe ahora: el desbloqueo pasa en realidad por saber si hay gobernabilidad. Por ejemplo, el PSOE -o sea, su gestora- promete que dirá ´no es no´ a respaldar los presupuestos. Y eso complica los deberes al PP, desterrado de mayorías absolutas y forzado a buscar acuerdos en un país con escasa tradición para pactar -irónico cuando es éste un sistema parlamentario-. En esas lides se moverá Ciudadanos: apoyará a la vez que repudiará. Es decir: bailará como principal socio de Gobierno al tiempo que se alejará públicamente de él. Complicado de explicar. Y de creer. Más claro se arroja el nuevo panorama para Podemos: si ´pablistas´ y ´errejonistas´ no se enzarzan, puede erigirse en la única oposición sin complejos ni recargos de conciencia adoptando un papel crítico y vigilante -muy necesario, por cierto-. ¿Y el PSOE? Su maltrecho porvenir sólo depara una sarcástica certeza: cuatro años sin urnas son un balón de oxígeno.