Andaba tranquilo en casa, sentado en mi sofá, donde la figura de mi cuerpo está esculpida, y acompañado de mi amigo literario Paco Quevedo y su Pablos ´el Buscón´ cuando el telediario me dio la noticia de que el PSOE se abstendría para facilitar el gobierno de Rajoy. Y me pregunté: ¿Qué diría mi Paco al respecto? O, peor aún, ¿qué diría su personaje Pablos? Nunca lo sabremos, pero se podría intuir. Paco los tacharía de vividores y Pablos, el Buscón, les diría: «Sois como mi padre». Pero lo cierto es que ni lo uno ni lo otro.

Intuyo que mientras todos estaban distraídos y pendientes, mirando el horizonte por si terceras elecciones sí o no, tuvo que haber una noche de cuchillos largos, cuando los rumores de un pacto entre Pedro Sánchez, Podemos y los independentistas estaba casi cerrado. Los servicios de inteligencia informarían a la única persona pública en este reino, capaz de estar a la altura de la inormación; a su vez, ésta llamaría a Felipe y éste a Susana Díaz, con un deseo-orden: «Hay que evitarlo como sea». Hombres y mujeres de Estado para un serio problema de Estado. Ahí debió empezar un movimiento para cargarse a Pedro Sánchez, todo un peligro para la nación al anteponer a la unidad nacional y a la estabilidad de todo un país su ambición de ser presidente del Gobierno a cualquier precio. Menos mal que se lo cargaron, porque de no haber salido bien el golpe de partido hoy tendríamos un serio problema todos los españoles, incluidos los que no se consideran tales.

Abstención o nuevas elecciones era la cuestión que tenían entre las manos los socialistas. La abstención es lo peor para el país, pero la mejor para los socialistas. Nuevas elecciones es lo mejor para el país, pero lo peor para el PSOE. La abstención deja la cosa como está, un Gobierno en minoría que no puede aprobar nada ni legislar ni mandar ni respirar. Es más, las comisiones de investigación sobre asuntos de dudosa transparencia van a estar a la orden del día, lo que irá en desprestigio del PP, objetivo principal de la oposición, creando una paralización en la gobernación. Dar palos y desgastar a los populares de Rajoy, sin tregua ni descanso ni compasión será la contraseña para recuperar el orgullo perdido. O sea, que no vamos a poder vivir tranquilos desde el primer minuto de Gobierno. Un sinvivir, que nos perjudicará a todos los curritos de a pie, porque si alguien piensa que esto va a hacer daño a los ricos se equivoca, porque qien es rico lo sigue siendo con unos y con los otros. Los que cacarean a estas alturas aquello de ricos y pobres, como Errejón, no son más que unos visionarios decimonónicos reencarnados en este siglo XXI, por no pensar que lo hacen demagógicamente para estar donde están... en el chupe, que es muy pensable.

Y la abstención es lo mejor que puede haber decidido el PSOE porque deja las cosas como están, que es mejor aquello de ´que me quede como estoy´ que ir a peor. Da igual lo que cuenten unos y otros; al final, todo se reduce a poder y dinero. El poder está en el número de diputados, vitales para gobernar o para ser oposición. Y el dinero porque en todos los partidos hay gastos corrientes, de luz, alquileres, hipotecas, préstamos, coches oficiales del partido, dietas, sueldos y sobresueldos, y se pagan con el dinero que recaudan por las cuotas de afiliado (una birria) y sobre todo del dinero que sacan por cada diputado que consiguen en las Cortes. Si las infraestructuras políticas del PSOE ya es difícil financiarlas, imaginemos que saca diez o quince diputados menos, con el consiguiente descenso de cuartos. ¡Se desmorona! Eso sí, después de matarse entre ellos por ver quién se mantiene en el pesebre político.

Nuevas elecciones, que ya no se darán, era lo mejor para los españoles. Hubiésemos tenido la oportunidad de enmendar la caótica situación actual y que nosotros solitos hemos propiciado. Ahora sí que les hemos visto las intenciones a nuestros políticos. Esta vez, algunos no se beneficiarían del cabreo o la inocencia de muchos votantes. El PP subiría de votos, lo que junto a lo que quedase de Ciudadanos previsiblemente nos daría un Gobierno estable.

Y lo peor para el PSOE, de volver a las urnas, está muy claro: la cosa no les va nada bien y la abstención les da un tiempo precioso para arreglar sus problemas internos, su desunión y, especialmente, sus problemas de liderazgo, que están tocados por todos lados; al mismo tiempo que demuestran que son un partido con gente de Estado, y no un partido ´cajón de sastre´ como otros, en los que todo vale si es contra aquellos que no piensan como ellos.

En Murcia, Tovar quien defendió a muerte el «no es no», se la ha comido enteretica. Si fuese un político de los de verdad, no una caricatura de lo que debiera ser, antes de volver de Madrid hubiese mandado un sms diciendo «que siga otro, que yo me voy a casa», pero, claro, para saber dimitir, antes hay que saber ser político y no es el caso.

Lo dicho: con la abstención han ganado los socialistas y Rajoy, pero hemos perdido los de siempre, Nada nuevo. ¿Quién creo que zumbó a Felipe González contra Pedro Sánchez?,Ay, Juan Carlos, ¿y tú me preguntas qué es poesía? Poesía eres tú.