El PSOE se descose como España. Y si le pongo una coma tras descose, ya no estoy diciendo lo mismo. No quiero decir que España también se descose, sino que ambos, España y el partido que más se le parece, según ellos, se descosen de la misma manera, por las mismas suturas ficticias, que hoy ya son reales, creadas durante estos años desdichados. Perdonen la digresión lingüística, aparentemente incidental, pero que a mí me parece esencial, y va dedicada a los que dicen que ya no hay que enseñar gramática, y que ignoran, zurrilistos y pedagógicos, que la gramática es la arquitectura del pensamiento, y que cuando se desconoce, o se pretende desterrar, lo que se está rompiendo es la naturaleza de lo que queremos decir, si es que sabemos qué queremos decir, lo cual es bastante difícil sin gramática. Que a lo mejor es lo que se pretende. Y por eso, en la España sin gramática que nos trajo el PSOE, y que ha sido incapaz de combatir el PP, todas las estupideces y los embustes más dañinos son posibles.

Y el PSOE se alineó con las mentiras nacionalistas que hoy lo desangran, lo ´escrachean´ y le van a comer el hígado. Estos que hoy les escupen son los hijos de la ´educación en valores´ que impusieron contra la instrucción y el conocimiento. Donde sólo había un 10% o un 15% de separatistas, las políticas de cesión al adoctrinamiento, de falsa integración, de contentamiento llevadas a cabo sobre todo por la izquierda, adobadas estos últimos años por la inacción culpable de Rajoy, han terminado consiguiendo que a los jóvenes de las zonas separatistas tradicionales, catalanes y vascos (parece que vinieron desde allí para asediar a González y al Cebrián que, desde El País, defendió siempre el nacionalismo lingüístico), se hayan sumado los gallegos, los mallorquines, los navarros, los valencianos, hasta los aragoneses coquetean ya con el catalanismo que el propio PSOE aragonés está introduciendo en las aulas. Lo que hemos hecho ha sido rajar lo que era un traje aseado para volver a coserlo, pero ahora los pedazos exigen soberanía. Eso es España. Y eso es el PSOE, un partido al que algunas federaciones se le han vuelto confederaciones, y ya no hay quien las embride.

No sé si lo resolverán antes. Pero podría ocurrir que en el famoso Comité Federal, y en la posterior votación en el Congreso, asistiéramos a un debate más territorial que ideológico. En apariencia, claro, porque el mero hecho de el antiguo ´PSOEspañol´ esté debatiendo sobre la existencia de España, y se enfrente por ello, es la prueba más palmaria del inmenso error que han cometido desde la llegada de la democracia y que, desdichadamente, no sólo va a acabar con ellos, sino con la misma España, que se queda sin una izquierda española.

Si cumplen sus amenazas, los nazionalistas catalanes, vascos, mallorquines, navarros, gallegos (si queda alguno) y valencianos, y no sabemos si los canarios, que el PSOE ha alimentado en su propio seno, dando pábulo a una historia inventada y a una demanda de privilegios y diferencias inconcebible en un partido de izquierdas (lo de Podemos está cada día más cerca de las juventudes hitlerianas que de otra cosa), votarán contra los socialistas andaluces, castellanos, extremeños, asturianos, madrileños, etc. De los murcianos cabe la duda de si se sumarán a la Corona de Aragón (al fin esto es ya un enfrentamiento feudal, entre señores de la guerra civil, versión Zapatero) o a la de Castilla. Y es que el PSRM nunca ha tenido una posición propia sobre España, razón por la que nunca pintaron nada, y ahora se han encontrado, como hicieron siempre, al lado del poder, pero les han descabezado al poder y a ver qué hacen, cómo se resitúan y le explican a Susana que nosotros también somos andalusíes y la queremos mucho.

En fin, lo que está en juego en este PSOE anterior a los Reyes Católicos y la Unión de las Coronas, es elegir entre quienes todavía sostienen que los españoles sigamos viviendo bajo unas leyes más o menos comunes, y quienes están construyendo o apoyando a los nazis en la España plurinacional, descosida, medieval, Ancien Regime, estamental, racista y xenófoba, a la que seguramente nos dirigimos entre un PSOE disgregado de sí mismo, y una derecha arrojada y corajuda que manda a los jueces a resolver el problema que ellos son incapaces de afrontar.

Y mientras, el pueblo español siempre cantando «Dios, qué buen vasallo, si oviesse buen señor» Desde hace mil años.