Estos días visité Atapuerca; en Ibeas de Juarros disfruté la olla podrida, que tan bien me viene para el úrico, y con el estómago lleno fui al Museo de la Evolución Humana, en Burgos, dónde me guió un tal Rodrigo, no sé si de Vivar. Allí vi el cráneo AT-700, con mandíbula y todo, de un homo heidelbergensis, especie que alcanzó Europa antes que nosotros, los sapiens. El cráneo se halló en la Sima de los Huesos, de la Sierra de Atapuerca, en 1992, y fue bautizado como Miguelón, en honor a Induráin, que ese año ganó Giro y Tour. En la misma vitrina vi el fósil de un pie casi completo, también de un homo de esos de hace medio millón de años, al que le dieron el nombre de Vicente, en honor a Del Bosque, el seleccionador que, en fin, ya conocemos sus méritos .