Nuestras opciones de futuro como sociedad avanzada pasan por tener suficiente agua. Tanto nosotros, como las empresas, dependemos de este input.. Es imprescindible en el desarrollo de motores básicos de nuestra economía: agricultura, turismo, industria, construcción, etc.

No podemos ser complacientes con el agua. Es uno de los insumos irremplazables en el sector agrícola, y también es vital para el inmobiliario, sectores a los que pertenezco. A su vez, es fundamental para otras áreas productivas como el turismo, cuya mayor demanda se sitúa, además, en los meses de mayor escasez. Algo similar ocurre en la industria agroalimentaria. Mirando hacia el futuro, hay tres grandes líneas de trabajo que determinarán el empleo y la prosperidad de la Región de Murcia.

En primer lugar, la necesidad de cerrar un Pacto Nacional del Agua, en el que vuelva a ser una ´materia de Estado´, no sujeta a los vaivenes políticos, incluidos los autonómicos. Exigimos un amplio consenso en dicha materia, donde los objetivos a largo plazo pesen más que los ´cortoplacistas´. Una de las alternativas a explorar es la creación de un Regulador Nacional del Agua, como apuntan varios economistas. Sería un organismo independiente del Ejecutivo, que aporte transparencia y seguridad hídrica y jurídica.

En segundo lugar, hay que continuar con la investigación. La innovación y desarrollo de las técnicas para usar y reutilizar el agua de manera eficientemente aportan un caudal importante de beneficios a las empresas punteras de nuestra región que exportan la citada tecnología a decenas de países.

Todos nuestros esfuerzos deben estar dirigidos a adoptar e implementar estrategias de disminución y eficiencia en el uso de agua, así como a su recuperación, regeneración y reutilización. En la actualidad ya se reutiliza casi la totalidad de las aguas residuales. A lo largo de 2016 se espera poder reutilizar el 100% gracias a la ampliación de depuradoras con sistema terciario y a la modernización de regadíos. Sin embargo, aún hay mucho que explorar en la mejora de rendimientos en los procesos de depuración, así como en los de desalación. El reto es disminuir sus costes de producción abordando vías como el uso de energías renovables, dado los altos consumos energéticos de estas instalaciones.

En tercer lugar, debemos hacer también un gran esfuerzo en materia educativa, tan necesaria como imprescindible para asegurar el correcto ´relevo generacional´. Quizás por la impronta de mi faceta de madre, sé que es en este ámbito donde más hincapié debemos hacer. Hemos de educar en el valor del agua y en la cultura que, en torno a este elemento esencial de la vida, se ha generado en nuestra región. Nos ha dejado huellas indelebles como el Consejo de Hombres Buenos, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de España, la propia red de acequias o los ´tubos´ del trasvase, etc. Pero también necesitamos reeducarnos nosotros, el conjunto de actores de la sociedad, desde las Administraciones públicas hasta la empresas, pasando por las distintas organizaciones de la sociedad civil. Es necesario para poder comprender el agua como un todo, un recurso que afecta de manera transversal a nuestra vida y a los distintos sectores de la economía.

En definitiva, debemos crear una hoja de ruta estable y un marco regulatorio dotado de seguridad jurídica, que refleje los principios de equidad y solidaridad interregional, cumpliendo con los objetivos de eficiencia y sostenibilidad en el tiempo, y que respete los valores medioambientales y su compatibilidad con el desarrollo económico, así como una ética, una cultura y una concienciación de la ´economía de lo pequeño´, en la que cada gota cuenta.

Si miramos hacia atrás, vemos que hemos sido un ejemplo de un uso racional y eficiente desde épocas romanas y árabes. Nuestras infraestructuras hídricas han sido un modelo de uso eficiente, desde la red de acequias hasta el trasvase Tajo-Segura, pasando por el desarrollo generalizado del riego por goteo o el cultivo bajo malla, por citar algunos casos. Y siguiendo dicha estela debemos seguir caminando día a día, alcanzando mayores cotas en cuanto a innovación y uso eficiente de este recurso tan escaso como valioso, cuya ´oferta´ está limitada a las fuentes ya existentes por lo que, si queremos satisfacer la demanda, sólo nos queda el trasvase desde otras regiones. Eso no impide que maximicemos eficiencias en su utilización y desde el mundo empresarial. Así lo hacemos porque de ello depende nuestra subsistencia.