Todavía hoy, en pleno siglo XXI, en la era de la tecnología, rodeados de multitud de avances y viviendo supuestamente en una sociedad madura y tolerante se sigue viendo de manera extraña que un hombre exprese sus sentimientos de manera pura y que su método de desahogo sea el llorar. Seguimos con el estereotipo de que eso es de niños, de inmaduros, de débiles, de introvertidos, etc. y no terminamos de darnos cuenta de que una persona segura de sí misma con las ideas muy claras puede perfectamente emocionarse en cualquier momento de su vida.

La sensibilidad que tiene un hombre puede ser totalmente equiparable al de una mujer, y puede hacerse visible tras una canción, una escena de una película, unas palabras emotivas o simplemente un gesto extraordinario. Al expresar y compartir nuestros sentimientos, de alguna manera estamos dando rienda suelta a nuestro autoconocimiento, siendo conscientes de lo que nos hace bien, y no tan bien; el hecho de que un hombre llore, para nada tiene que ver con la fragilidad que aplicamos o etiquetamos en un primer momento. Recordemos que puede ser una vía de escape para no acumular emociones de cualquier índole, que después pueden pasar factura.

El estándar de ´machote´, bajo mi punto de vista, está ya muy desfasado, ¿por qué un hombre no puede apreciar de manera emocionante una puesta de sol o una mirada a la luna? Esa sensibilidad necesaria para apreciar la belleza, o la armonía que te produce valorar algo que te haga emocionarte te hará aún más seguro. Y no es incongruente equilibrar seguridad con sensibilidad€ Pueden ir perfectamente de la mano, no solo te va a ayudar a conectar contigo mismo, sino también con otras personas, abrirás tus miras y serás capaz de transmitir más y mejor.

Ríe si tienes que reír y llora si tienes que llorar€ la autenticidad de un hombre no se mide por los niveles de testosterona que puede presentar un análisis, se mide por la capacidad que tenemos de emocionarnos y de vez en cuando sentirnos algo vulnerables€ no pasa nada, seguimos siendo humanos.