Se debate en la Asamblea de Cartagena el asunto de la televisión regional, objeto del deseo ideal para las intenciones políticas de unos de quienes ocupan la oposición. Siempre, el punto de arranque se sitúa en aquello de que «el gobierno utiliza los medios de información pública a su favor», pero lo que se esconde es ('cree el ladrón que son todos de su condición') obtener supuestas ventajas políticas de un control político más allá de lo administrativo. Valga lo siguiente para mostrar mi disconformidad con la pretensión de reforma: todo funcionario autor de un proyecto siempre estará más conforme con que la oficina técnica supervise su trabajo a que lo haga una comisión formada por políticos sin formación técnica. No sería bueno confundir el democrático control de la Asamblea con el que ejercería una parte interesada de modo directo.