Meteorología nos advierte ya por enésima vez de las pruebas que se están produciendo para confirmar el cambio climático, con veranos cada vez más largos y unas primaveras y otoños más cortos. No difiere mucho del ambiente que se respira en la política, con debates cada vez más acalorados y extremos que van acabando con las primaveras de diálogo que se forjaron en la transición que algunos desprecian. Como los dirigentes políticos han empezado a despreciar las apelaciones al diálogo y la negociación que ha realizado el rey Felipe VI para permitir la formación de un gobierno. Es posible que el exceso de calor, como advierten muchos psiquiatras, nuble y altere las mentes, pero el comportamiento de los líderes cada vez se parece más a las peleas de patio de colegio: «Yo no he sido». Y, lo más grave, ¿qué ejemplo están dando a los ciudadanos? Porque su mensaje es que no se pueden solucionar los problemas con diálogo. Entonces, ¿cómo, a tortas?