Iba yo a escribir aquí que Mariló Montero, la desastrosa presentadora de televisión que se denunció a sí misma al conducir una moto sin llevar el casco obligatorio por las calles de Sanlúcar de Barrameda, además de mentecata era honrada. Nunca vi a esta pava porque sólo enciendo la tele por la noche, pero hace unas fechas le dediqué un artículo tras sus declaraciones contra Pablo Iglesias, cuando éste quiso flagelarla, platónicamente, hasta hacerla sangrar. No obstante, investigué algo más y, parece ser que al advertir Mariló que la grababan las cámaras de vigilancia, ella misma se entregó a las autoridades y pagó cien euros voluntariamente, con el descuento de pronto pago, pensando que así zanjaría el problema antes de que trascendiera, con peores consecuencias. Pero, a efectos mediáticos, el envase Mariló no pierde gas, lleve o no lleve tapón.