Las operadoras de telefonía son un reducido oligopolio que no solo domina la transmisión de voz sino también la transmisión de datos a través de internet. Los dueños de las telefónicas son los bancos, y los mismos bancos y sus grandes accionistas están presentes en las diferentes operadoras, por lo que aunque parezca que se hacen la competencia, en realidad se respetan mutuamente los nichos de mercado y las fuentes principales de negocio.

A este mundo tan controlado de unas operadoras tan prepotentes como un cowboy defendiendo su territorio, le ha salido un grano en el culo en forma de unos outsiders, casi extraterrestres, que surgieron de la invención y rápida expansión de internet. Estos ´aliens digitales´, Google y Facebook sobre todo, han surgido también del capitalismo americano, pero en este caso, a través de inversores particulares, los llamados bussines angels, y de inversiones seminales en iniciativas de emprendedores particulares por parte de fondos de capital riesgo. Son una estirpe diferente de capitalistas, alejados de la seguridad y estabilidad que entraña el control de los suministros básicos como la telefonía, las infraestructuras de comunicaciones, el agua o la electricidad.

Y, como no podía ser de otra manera, aquí sí que hay un enfrentamiento real y, por las noticias de la última semana, la sangre puede empezar a correr por las calles, mientras se desenfundan las pistolas y los vecinos corren despavoridos a encerrarse en sus casas, atrancando las puertas por si acaso, como en las películas del viejo Oeste.

Porque las Operadoras Cowboys se han hartado de que los Aliens Digitales les vayan comiendo el pastel de su negocio por todos lados, y que nunca tengan suficiente. Primero acabaron con los sms, una especie de maná del cielo que les llovió a las telefónicas cuando a la gente le dio por mandar millones de mensajes, usando de forma imprevista una función residual en la memoria operativa de los teléfonos móviles. Los whatsapp, telegram o wechat interrumpieron ese maná hace ya mucho tiempo. Pero lo que ha colmado la pacienda de las operadoras es que las digitales estén empezando a monopolizar el mercado de la publicidad a través del acopio y venta a los anunciantes de los datos personales de los internautas.

Esa es la razón de que Telefónica haya anunciado hace unos días que generará una plataforma para que los usuarios conozcan los datos que Google, Facebook o Spotify tienen sobre ellos, lo que les permitiría ocultarlos o „no te lo pierdas„ cobrar por cederlo para que los vendan a sus anunciantes, como por otra parte hacen ahora gratis mediante las famosas cookies.

Y no es que me parezca mal. Tal vez este enfrentamiento entre Operadoras y Digitales nos traiga finalmente algo bueno a nosotros, los paganos de siempre. Es que me hace gracia que precisamente Teléfonica, que se forró y sigue forrándose vendiendo los datos de sus clientes, sea quien nos facilite ahora el cobrar por ellos a terceros. No hay nada como la competencia para estimular la mala leche del personal directivo.