Estamos viviendo estos días las fechas del inicio del curso escolar, y no han faltado las declaraciones triunfalistas y sorprendentes para quienes conocen el sistema educativo regional de la consejera Sánchez-Mora y del Partido Popular. Son declaraciones que contrastan con la realidad que están viviendo la práctica totalidad del profesorado y una gran mayoría de usuarios. Otra situación bien distinta es la que hemos podido comprobar desde CC OO Enseñanza en nuestro contacto con profesionales, centros y familias. No comparten el triunfalismo de la señora consejera, los cientos de maestros y profesores que han tenido que esperar a los primeros días de este mes algunos hasta el viernes 9 para incorporarse a sus destinos. Tampoco lo comparten los claustros de los colegios la práctica totalidad de ellos, que han tenido que empezar las clases con las plantillas incompletas y que han visto que no se sustituía al profesorado en baja hasta la segunda semana de curso.

Los institutos de Secundaria han visto disminuir el cupo de profesorado asignado y cómo se retrasaba hasta lo inimaginable la incorporación del mismo. Otro tanto ha ocurrido en las enseñanzas de régimen especial. Y es que la consigna parece haber sido no contratar al profesorado interino de cada nivel educativo para la víspera del inicio de las clases, como si las tareas de preparación del curso no tuviesen importancia o las familias no la conocieran.

Miles de maestros y profesores han llegado a los colegios sin haber tenido ocasión de participar en los claustros en los que se eligen grupos y materias y se organiza el curso.

El profesorado interino que vio en junio cómo en un último y miserabilista regate legislativo se le hurtaba la retribución de buena parte de los meses de verano ha podido comprobar cómo aumenta la precariedad laboral en el sector con la proliferación de plazas a tiempo parcial (más personas y en peores condiciones laborales para hacer la misma cantidad de trabajo) y la no sustitución del profesorado en baja desde el principio de las mismas.

Cientos de padres y madres han visto cómo se han eliminado unidades de educación infantil en sus colegios, se ha unido a niños de diferentes edades en aulas mixtas o se han eliminado desdobles dando lugar a aulas masificadas.

Decenas de colegios los de mayor concentración de alumnado esperan, queremos creer que no en vano, que llegue el maestro de refuerzo que les corresponde por exceso de ratio y que la consejería les racanea.

Los equipos directivos tiemblan cuando un componente del Personal de Servicios Educativos Complementarios se accidenta, cae enfermo o coge a una licencia saben que no serán sustituidos o que en el mejor de los casos la sustitución tardará meses en producirse.

Otro problema surge con las incorporaciones de los concursos de traslados, este año concretamente ya tenían que estar en sus nuevos puestos de trabajo las Agrupaciones Profesionales (oficios, servicios y ordenanzas y subalternos) prevista su incorporación para 1 de septiembre, aún no se sabe nada, o los auxiliares administrativos que se van a incorporar eso aseguran el 1 de octubre; éstos van a causar un grave problema, pues va a haber un cambio de personal en todas las secretarías de los centros educativos. Todo esto, unido a los recortes de personal, supondrá un aumento en las dificultades para garantizar un servicio de calidad como el que merecen nuestros ciudadanos.

En tanto que cientos de solicitantes de una plaza en la educación de personas adultas se quedan en listas de espera, la consejería ha recortado la oferta formativa de estas enseñanzas y los Centros de Adultos aún no saben que harán con la totalidad de su profesorado. Han cerrado el círculo: alumnos sin maestros y maestros sin alumnos. ¡Ni haciéndolo a caso hecho!, o quizás sólo posible porque está hecho exprofeso.

Más de mil escolares han comenzado el curso en barracones, pero la consejería parece encantada con la existencia de estas pseudoaulas a las que califica de confortables, aunque los y las maestras que las sufren se empeñen en afirmar que el desarrollo de la tarea docente se hace más difícil y estresante en estas instalaciones.

Los centros educativos han recibido en los últimos días de agosto un quinto (el segundo del año) de la cantidad de su asignación anual para gastos de funcionamiento, lo que en muchos casos no ha dado más que para pagar las 'púas' generadas en los meses anteriores y volver a quedar casi a cero.

Profesorado, alumnado y familias van digiriendo que las cosas no mejoran y que el caos inicial no es una circunstancia accidental si no un síntoma de la realidad que padece nuestro sistema educativo, nuevas incertidumbres se ciernen sobre él.

La amenaza de nuevos recortes presupuestarios que parecen inevitables si continúan las políticas vigentes hacen temer que las precariedades de estos años se conviertan en deterioros permanentes y estables.

El alumnado que comienza el cuarto curso de Secundaria o el segundo de Bachillerato sabe que habrá de someterse a una reválida una prueba estandarizada a la que sarcásticamente la Ley denomina 'evaluación individualizada' pero ignora cómo será, sus características o las consecuencias que pueda tener en su futuro académico o profesional. Lo peor es que el profesorado que imparte estos niveles educativos no puede ayudarle a resolver estas dudas porque también él es mantenido en la incertidumbre fruto de la falta de información.

Así que la consejera y sus directores generales o el Partido Popular pueden seguir generando titulares surrealistas (como el que afirmaba que había quinientos profesores más porque ha habido oposiciones, como si el personal ignorara que las plazas de las oposiciones simplemente han repuesto las jubilaciones habidas); ni las mentiras ni los grandes titulares pueden ya ocultar el desastre organizativo y de gestión de una Administración educativa cuestionada y agotada cuyo relevo constituye una emergencia social y reclamamos desde CC OO.