Se ha dicho, en muchas ocasiones, que el pensamiento es un instrumento fundamental para la libertad, para actuar en conciencia y en sensibilidad, para cambiar cosas de nuestras vidas, para darnos cuenta de lo que ocurre en nuestro entorno, para encontrar explicaciones y las causas de lo que ocurre. De hecho lo primero que se quiere evitar en un sistema dictatorial es que la gente piense, reflexione y actúe; lo que se hace es crear un proceso, de tal manera que la gente piense y llegue a las conclusiones que el propio sistema quiere, y al final legitime y apruebe lo que beneficie al sistema, a los poderosos, creyendo la gente que pensamos libremente.