Algo debe estar cambiando en este país cuando el presidente en funciones del Gobierno, Mariano Rajoy, reculó y varió su, cuando menos, desatinada decisión de nombrar a su exministro José Manuel Soria como representante de España en el Banco Mundial. Al casi unánime rechazo de los medios de comunicación a este nombramiento se unió, sin duda, la situación en minoría en la que se encuentra ahora el PP, así como las voces internas del partido que clamaban contra tal designación. A su vez, este levantamiento de líderes populares vino causado por las dos elecciones autonómicas del 25 de este mes (País Vasco y Galicia) en la última de las cuales el candidato popular Alberto Núñez Feijóo se juega la mayoría absoluta desde la que podría intentar en el futuro el asalto de la sede de Génova y convertirse en un sólido aspirante a sustituir al propio Rajoy. Debo decir que esta concatenación de sucesos casi inverosímiles en épocas recientes se debe, fundamentalmente, a la disparatada situación política en la que estamos atrapados y de la que no saldremos, al menos, hasta finales de este mes que es cuando conoceremos los resultados de los dos comicios regionales y, sobre todo, los intereses particulares y la fortaleza de cada uno de los partidos políticos.

También ha sido esta una semana especialmente proclive a la rectificación en la política local. Así, Ciudadanos dio marcha atrás, en muy pocas horas, a su postura sobre la televisión autonómica y, si en un primer momento su portavoz, Miguel Sánchez, se unió al resto de la oposición parlamentaria para pedir la vuelta al modelo anterior, finalmente su partido decidió lo contrario. Una muestra más de hacia dónde camina la formación naranja a tenor de los distintos recorridos que llevan sus cuatro diputados regionales. El segundo partido que en la Región ha cambiado su postura, también en muy poco tiempo, es Movimiento Ciudadano. En este caso, el debate se centraba en el Plan General de Ordenación Urbana de Cartagena. El partido del alcalde defendió, en un primer momento, rehacer el documento aunque finalmente presentó una moción para mantener el texto, decisión que irritó especialmente a los concejales populares. José López justificó su marcha atrás por la existencia de un complot en la Comunidad para torpedear la principal norma del urbanismo local; el portavoz de los populares, Francisco Espejo, arremetió contra la inseguridad jurídica que, afirma, causa el alcalde entre los cartageneros.

La ministra de Finanzas de Letonia, Dana Reizniece-Ozola, que ganó el pasado lunes a la campeona del mundo de ajedrez, declaró que cuando llegó a la política descubrió que su afición por este deporte de mesa le iba a ser muy útil: «Evita que pierda el sentido de la realidad, que intente flotar contra la ley de la gravedad, sin los pies en el suelo, lo que además implica el peligro de perder la integridad moral». ¿Cuántos políticos actuales dirían ustedes que juegan al ajedrez? Al menos podrían aficionarse a las damas, tal vez nos iría mejor a todos.