Volantero es la versión local de volandero, término que sí figura en el diccionario. Pero ni uno ni otro gozan de mucho uso, porque se ha oscurecido su significado primario, referido al pájaro que está aprendiendo a volar o que, sabiendo, se deja llevar a merced del viento, como las golondrinas; y tampoco es muy habitual su uso figurado, que funciona como imagen para designar a la persona que, siendo culo de mal asiento, no se detiene en ningún lugar ni tiene apego a las personas ni a los oficios que frecuenta. Pero antes era muy frecuente calificar de volantero al personaje inquieto, despegado de los demás y despreocupado de todo. Y aún más, la censura moral acusaba al feliz y despreocupado volantero, si se trataba de un niño, de gozar de demasiada libertad „«A ese zagal lo tenéis vosotros demasiado volantero»„; y si era mayor, de ser un libertino declarado, entregado a la juerga y a los líos de faldas, por lo que el padre preocupado advertía a su hija que desconfiara de un tal Fabián porque «es muy volantero». Aunque a ella le gustaban así.