No vamos a investir a Rajoy ni vamos a permitir que el programa del Partido Popular se lleve a cabo. No con nuestro voto. Lo hemos dicho, lo decimos y lo diremos las veces que haga falta ante lo que parece una sordera generalizada: No al PP y no a Mariano Rajoy.

El PSOE no puede permitir que las políticas de recortes en servicios públicos se impongan otros cuatro años. Hemos vivido una de las peores legislaturas que se recuerdan con Rajoy de presidente. Hemos perdido todo lo que logramos en derechos sociales. Los recortes en sanidad, educación, política social y el olvido al que ha condenado a todos los dependientes y a sus familias.

Frente a eso, el PP, con Rajoy a la cabeza, ha preferido hacer políticas para unos pocos y al albur de la crisis económica hacer que pagara la clase media a la que ha eliminado como tal, y proteger a los defraudadores mediante una ley de amnistía fiscal, que pronto nos dimos cuenta que era hecha única y exclusivamente para los suyos, para sus amigos que tenían el dinero en Suiza o Andorra.

El que ha sido sin duda uno de los mayores perjuicios para los trabajadores y trabajadoras, para la clase obrera: la reforma laboral que impulsó Rajoy. Una reforma que eliminó los derechos más elementales de los trabajadores y nos llevó a la situación laboral de primeros del siglo XX, eliminando con una firma todos los reconocimientos logrados durante tantos años de lucha.

Estos son solo algunos motivos para el no a Rajoy y al PP. Pero el principal es que el PSOE es la alternativa, es el partido llamado a liderar el cambio por el que han apostado millones de españoles. El Comité Federal, que es el máximo órgano de decisión del PSOE, acordó negar por activa y por pasiva el apoyo al Partido Popular. No es no. Y es algo que para que no han entendido muchos.

Es muy cómico observar cómo diputados y dirigentes del Partido Popular se han convertido en analistas de prensa internacional obviando y olvidando que esa misma prensa informaba escandalizada sobre las corruptelas del PP o los mensajes a Luis Bárcenas, y se sorprendían de la falta de consecuencias políticas.

Ni siquiera el chantaje navideño de una hipotética repetición de elecciones nos hará caer en renunciar al papel de alternativa de Gobierno que es el Partido Socialista. No claudicar, por activa o por pasiva, en un apoyo a un Gobierno de derechas es algo incuestionable para todos los socialistas.

Hasta ahora ha sido el momento de Rajoy, momento de intentar buscarse los apoyos necesarios para ser investido presidente y no lo ha conseguido; entre otras cosas porque sus esfuerzos han sido nulos. No se acaba el mundo, quedan 2 meses para evitar la repetición de elecciones y en manos del Partido Popular está el conseguir su investidura, pero no a costa de votos socialistas.

La tarea socialista es ser alternativa de Gobierno y, por ello, estaremos donde siempre, en la defensa de los trabajadores y de las clases medias y en la recuperación social de España; no en la perpetuación de un Gobierno que ha roto la España social de la que gozábamos.