Yo entiendo el concepto feminista de ´sororidad´ mirando a las mujeres de mi vida. A Nieves, que es la confianza pura, el ingenio, el atractivo, la salvación. A María, la persona sensata, bella y buena con la que pasaría en la playa todos los sábados de mi existencia. A Loola, nueva, incorrecta y fantástica, maestra en muchos aprendizajes. A Aurora, mi socia, mi amiga, mi pitonisa, mi hogar en el exilio. A Inma, que ahora es una mamá. A Anna y todos los conciertos y los poemas pendientes. A Silvia, que me aporta sabiduría y risas desde tiempos de la facultad. A Paci, con la que seguir quemando rueda y cogiendo aviones. A Begoña, que es arte y abrazo en la distancia. Y, sobre todo y sobre todas, a mi madre, que (como seguramente te pasa a ti con la tuya) es la mejor madre del mundo. Que aún colea en ciertos foros el chascarrillo de «las mujeres sois más malas entre vosotras, las mujeres sois envidiosas». Las de mi vida son luz. Por la parte que me toca, he tenido la fortuna de conocer a mujeres sublimes, sabias, divertidas y grandes. Os quiero en mi equipo. Gracias por ser, chicas.