Decir que todo está cambiando en el mercado laboral, no es una novedad. Somos conocedores de sus efectos directamente o a través de nuestro entorno cercano. Lo nuevo proviene de cómo reaccionamos ante los cambios y nuestra capacidad de convertir situaciones de incertidumbre en oportunidades de crecimiento personal y profesional. Un elevado porcentaje de nuevos empleos, hasta ahora desconocidos, están por crear, y para acceder a ellos se requiere de una adecuada planificación formativa, en combinación con una proactividad manifiesta.

La búsqueda de nuevas oportunidades laborales, en cualquier sector, requiere de una estrategia y preparación específica. El acceso y la asimilación del conocimiento exigido necesita tiempo y esfuerzo económico. Por ello, es imprescindible una previsión a lo largo de toda nuestra vida laboral identificando sectores en crecimiento y mejorando nuestras habilidades profesionales.

La formación, sin planificación, no tiene sentido. Se convierte en una pérdida de tiempo y de recursos valiosos, aparte de generar una alta desmotivación personal. Debemos huir de aquella formación no planificada, basada exclusivamente en ocupar nuestro tiempo. Valoremos el coste de oportunidad perdido.

Hay que ser exigente en el uso de nuestro tiempo y definir los objetivos a cumplir en toda asistencia a jornadas o encuentros profesionales. Por otra parte, debemos estar abiertos a los nuevos conocimientos y al fortalecimiento de las relaciones profesionales. Factores como la edad o escasez de recursos económicos, no es motivo para no enfrentarnos a una realidad que nos invade y debemos saber aprovechar. Nuestra vida laboral se alarga inexorablemente por encima de los 65 años, lo que nos obliga a cuidar nuestro cuerpo y mente, a través de la práctica de ejercicio diario, una alimentación equilibrada y la adquisición de nuevos conocimientos de forma continua, incorporándolos a nuestra vida cotidiana como hábitos saludables y no como una obligación.

Dentro de los contenidos formativos a adquirir, recomendaría dividirlos en dos grupos diferenciados. Un primer grupo contendría conocimientos generales y transversales, siendo aquellos necesarios y de gran utilidad independientemente del sector laboral donde deseemos trabajar: idiomas, herramientas de office, habilidades directivas, de comunicación, gestión del tiempo, etc. Son muy valorados en cualquier puesto de trabajo.

El segundo grupo está formado por los conocimientos específicos que requiere un determinado puesto de trabajo. Son más difíciles de adquirir, debiendo combinar la experiencia, con el acceso a escuelas de formación profesional y empresa.

Antes de dedicar tiempo y nuestros limitados recursos a acceder a dichos contenidos, debemos analizar nuestro entorno geográfico y profesional. Es imprescindible realizar un estudio detallado de los sectores empresariales que nos rodean y analizar sus actuales crecimientos y los potenciales.

Solo las empresas que crecen en facturación, en nuevos mercados y productos, requieren de nuevo personal laboral. Conocerlas e identificarlas es misión imprescindible. Fijémonos en las empresas líderes de cada sector o en las tecnológicas como las Startup de nueva creación generalmente orientadas al ámbito digital y e-commerce.

Debemos dedicar tiempo a conocer el mundo que nos rodea y clarificar dónde invertir nuestra energía. Es, en todo momento, un camino por recorrer dinámico y cambiante. La existencia de internet y el uso extendido de las nuevas tecnologías nos permite acceder de forma rápida y libre a una gran cantidad de información que nos debe ayudar a definir nuestro camino formativo a lo largo de toda nuestra vida laboral.

Cada nuevo proyecto profesional al que hacer frente nunca es un final, es una etapa más de la que disfrutar y transformar en un trampolín para la siguiente aventura. Se debe aprender de los errores y de los éxitos, del buen jefe y del mal jefe, del buen compañero y del no tan bueno.

La formación continua se ha transformado a lo largo de las últimas décadas. Desde su inexistencia, ha pasado a ser una obligación impuesta por un mercado hipercompetitivo, hasta convertirse los últimos años en un hábito imprescindible y saludable, como forma de mantener a nuestra mente activa y en forma. Sin formación continua bien planificada, estás muerto en el mercado laboral de hoy.