El cine de terror lleva mucho tiempo de capa caída, taquillazos muy puntuales como Expediente Warren a parte. Sin embargo, cuando el género parece ver la luz al final del túnel, las grandes ideas se quedan a mitad de camino. Es el caso de la saga de ´La Purga´, que con Election: La noche de las bestias confirma que tener un buen planteamiento no asegura el éxito, por mucho que James DeMonaco se apoye en un elenco formado por grandes estrellas de buena reputación, como Ethan Hawke y Lena Headey, o intente, con el fracaso pisándole los talones, crear una puesta en escena con un cierto toque Funny Games a lo cutre sobre los hombros de Rhys Wakefield. Era el caso de la primera entrega, que acababa en decepción, aunque con una dosis de entretenimiento que, de alguna forma, logró fidelizar a una parte del público. Seguramente por eso la segunda entrega, Anarchy: La noche de las bestias, obtuvo buenos datos de taquilla, además de inyectar algo de acción, pero quedándose también en ´una más del montón´. Aún así, lo peor estaba por llegar con la tercera parte que, con el deseo de impactar visualmente, ha logrado aterrar, y no como quisiera hacerlo un film de terror. Solo deja el chiste que inunda las redes y habla de Donald Trump como «uno de los nuevos padres fundadores».