El Tribunal Constitucional (TC) no ha admitido el recurso de amparo presentado por la Asociación de Víctimas de la Talidomida (Avite) contra la sentencia del Supremo que les negó la indemnización que reclamaban a la farmacéutica alemana Grünenthal, al entender que la acción había prescrito. ¿Prescrito? ¿Una aberración como ésta puede prescribir? El dolor y los daños causados por esta multinacional, que comercializó un medicamento para embarazadas que causó malformaciones a miles de niños en la década de los cincuenta y sesenta, no pueden tener fecha de caducidad. España, como, desgraciadamente, se ha demostrado en otras causas, sigue dando la nota y se convierte, como recuerdan las propias víctimas (lideradas por el murciano José Riquelme), en el único país (hay que recordar que hay afectados en varios países de la Unión Europea en los que sí se ha indemnizado a las víctimas) «en el que el culpable demostrado sale libre de todo mal y toda causa». Me solidarizo de corazón con estas víctimas, que se sienten «abandonadas por la Justicia española», que, a la vista está, tiene más de ´española(da)´ que de justicia.