Cuando decidí estudiar Periodismo, me deshice de la idea de trabajar al son de las máquinas de escribir y el humo del cigarro. La era digital me absorbe y mira que disfruto con la tecnología, tanto como con esta profesión. Me olvidé de las ideas románticas que engloban hacer cada día un periódico, patear las calles en busca de noticias y contarlas después de horas de llamadas en un teléfono fijo y apuntes con bolígrafo y papel. Sin embargo, al llegar a este diario descubrí que, como novata y aprendiz que soy, me equivocaba. El periodismo sigue englobando todo lo que nos enseñan en la serie El Caso o en los libros que relatan los mejores años del Nuevo Periodismo, pero lo único que cambian son los instrumentos. Lo tiene y me lo han enseñado, aunque renovado, porque como siempre me dice un chico al que aprecio, «renovarse o morir». La pasión por la comunicación me viene de serie, pero la pasión por el esfuerzo y el trabajo, a veces disfrazado de frustración, la he aprendido en este último mes. Gracias por haceme recordar el porqué estoy aquí. Hasta pronto.