Cuando tenga vacaciones, el próximo verano, con tanto tiempo libre soñamos casi, casi en conseguir ¡hasta la luna! por soñar que no quede, al fin y al cabo los sueños, sueños son. Año tras año, lo volvemos a intentar con la mejor de las intenciones y preparamos con verdadera ilusión nuestro particular equipaje virtual, ordenando con especial cuidado los recuerdos entrañables de todos los veranos de nuestra vida aunque muchos de ellos ya pinten en color sepia. La vida es así, unos van otros vienen y pasamos página, no sin antes hacer un minucioso inventario de los momentos felices. Nos empeñamos en ir por mil caminos en busca de la felicidad hasta que descubrimos que está en hacer feliz la realidad, sin olvidar la cara y la cruz de esta moneda del alma que se suele perder si no se da. En plena canícula de verano permanecemos en casa por situaciones de fuerza mayor, hacemos pequeñas escapadas o cambiamos de residencia durante todo el verano o una gran parte del mismo. Cada cual atienda a su juego, eso sí, en familia, porque el roce sigue haciendo el cariño. Se aprende a vivir como se aprende a querer. Vida familiar es tener tiempo los unos para los otros y ayuda, paciencia, comprensión. Poder reír y llorar con libertad. Pedir perdón y perdonar. Hablar de todo y de nada con pequeños y mayores. Saber pasar por alto y no dar importancia a lo que en realidad no lo tiene. Disfrutar juntos de cuanto tengamos a mano; mar o piscina, caminos para pasear, excursiones, barbacoas. La lectura enriquece, cultiva y sosiega. Si nos empeñamos en querernos de verdad, los propósitos veraniegos se nos quedan cortos. En realidad lo importante es tener bien estructurado los anclajes de nuestra vida para en situaciones límite, no echarlo todo a rodar. Vivimos en un mundo que parece estar enloquecido. No nos podemos acostumbrar a que, por sistema se atente contra la vida, el matrimonio natural, la familia, el derecho de los padres a la educación de sus hijos y un sinfín de despropósitos que como decía Lázaro Carreter, hacen decir a las palabras lo que no son. Ser o no ser es algo incuestionable. Entre mis propósitos veraniegos estaba dedicar a cada día su propio afán€ pero conviviendo tres generaciones, he tenido que desmenuzar el tiempo en segundos. Espero ´sobrevivir´. Si pueden veranear en familia ¡no se lo pierdan! ¡Feliz verano a todos!... y por si acaso, no olviden sus propósitos veraniegos.