Las vacaciones de verano son fechas para viajar, quien pueda, claro, a destinos variados, las agencias de viajes se ponen las botas. Viajamos, fotografiamos una y otra vez y mandamos las fotos a través de los teléfonos móviles: el monumento, la comida que vamos a degustar, el paisaje... Pero hay un viaje que siempre queda postergado y no es otro que el viaje a nuestro interior, a nuestro corazón, para ver y descubrir cómo somos en ese momento. A veces, nos encontramos personas que tienen un concepto de sí mismas muy alto y, en cambio, el resto de amigos no compartimos en absoluto su autoconcepto. No estaría mal hacer un viaje de vez en cuando a nuestro interior y compartir lo que descubrimos con alguien cercano para contrastar.