¿Se imaginan poder bajar una APP en la que, con un nombre falso, poder andar a sus anchas, siempre disfrazado, cazando políticos? Les aseguro que este juego tendría, aún si cabe, más seguidores que el dichoso PokemonGo. De hecho me atrevería a aseverar que cuando un señor de 70 años se adentra en el servicio de señoras a cazar un Pokémon, realmente lo que cree cazar es a un Iñigo Errejón. Lo mismo ocurre, según colores, ante la posibilidad de cazar un Rajoy, un Sánchez o un Rivera. A un Pablo Iglesias nadie lo caza, porque él anda haciendo lo propio, es decir, cazando. Lo malo es cuando un niño se mete en la cama (cama de padres apasionados) y entre las sábanas busca un Pokémon. ¿Se imaginan? Ese es el problema. Algunas modas son máquinas de futuros imbéciles. ¡Sin duda! Esto lo pienso yo, ustedes, los que están enganchados al juego del verano, los que no y, por supuesto, los padres apasionados. Estos últimos, los que más.