No es de coña, me lo preguntaron en plena travesía al Maestrazgo: ¿Está envenenada el agua de Murcia? Así dicho, y por las buenas. Pues no, dije, pero el portavoz del PSOE, ante la aparición de determinada declaración de un sujeto sometido a un despido procedente (y cabreado) por la empresa que controla la Desaladora de Escombreras ha dicho que «lo último que faltaba por oír es que están ocultando la contaminación del agua». No se queda muy atrás el de Ciudadanos: «Este caso es particularmente grave, se ha podido poner en peligro la salud de los ciudadanos». Pues vaya irresponsabilidad la de esos portavoces quienes en lugar de comprobar la solvencia de quien apuntó que el arsénico no estaba bajo control, prefieren desgastar al partido del Gobierno dando pábulo a un escándalo tan perjudicial para los intereses regionales.