Durante algunas décadas el río Segura, a su paso por Murcia ciudad, era una cloaca de aguas residuales, de las que emanaban gases malolientes, repugnantes y muy molestos para todos los ciudadanos, pero no por culpa de Murcia, que no podía hacer nada, ya que no eran sus aguas, las que circulaban por el río.

Esto acabó cuando la Comunidad Autónoma construyó y puso en marcha todas las depuradoras de aguas residuales de aguas arriba de Murcia: Molina de Segura, Ceutí, Lorquí, Alguazas, Alcantarilla, etc., donde se encontraban ubicadas la mayoría de las fábricas de conserva vegetal de la Región y casi de España. Los restos vegetales de las fábricas se vertían directamente al río, pero también, con gran profusión al alcantarillado de las redes urbanas de los municipios.

Al construir las depuradoras, las fábricas no podían continuar así, por lo que tuvieron que construir también sistemas de filtración y, en algunos casos, de depuración, para que sus vertidos pudieran ser admitidos en las canalizaciones de los Ayuntamientos.

Poco a poco, el agua del río Segura fue mejorando en la primera década del siglo XXI y los olores fueron disminuyendo, de tal modo, que hoy día se puede pasear por la ribera del río, pescar y hacer deporte en sus aguas.

La idea de la recirculación del agua, enviando agua desde la depuradora de Murcia Este, cuando ésta se terminara definitivamente de construir, hasta un lugar situado por encima de Murcia, nació en Aguas de Murcia-EMUASA, con el objetivo de diluir el agua residual que circulaba por el río con el agua ya limpia por la Depuradora. De esta manera, al unir las dos aguas, el problema de los olores, disminuiría intensamente. Esta acción habría que sostenerla en el tiempo, hasta la total realización de las depuradoras de los municipios citados.

La idea fue ofrecida a la Confederación, que la aceptó. No llegó a llevarse a cabo totalmente, porque la realización del proyecto y obra tardaba bastante tiempo, y porque la Depuradora de Murcia, que la misma Confederación estaba construyendo, siempre estaba pendiente de terminar, pero no se terminaba nunca por falta de presupuesto estatal. Hasta el año 2002. Una Depuradora, de la que se había aprobado su construcción por el Estado en 1991.

Todo fue muy lento. La Comunidad Autónoma, después de haber perdido la apuesta y guerra por las Depuradoras de "lagunaje", habiendo perdido el equivalente a muchos millones de euros, por fin, a final de la década de los 90, se puso a construir Depuradoras clásicas, como se hacía en todo el mundo.

Hubo algunos otros Proyectos de colaboración entre Aguas de Murcia-EMUASA y la Confederación, con el mismo objetivo de disminución de los olores: inyección de oxígeno líquido y laminación del perfil de base del río a su paso por el Puente Viejo.

Qué oportuna es, hoy día, la idea de convertir aquella obra, de mejora de la calidad ambiental (mejora de los olores) para los ciudadanos, en una obra para calidad ambiental también, pero con la vista puesta en la estética del río y además, propiciando el ocio y el esparcimiento de los ciudadanos. Pero, el coste energético, como dije el otro día, debería de correr por los que no han enviado el caudal de agua, que le pertenece a Murcia ciudad.