«¿Piensa usted que las mociones aprobadas en este Pleno se deben cumplir, ya que son el reflejo de la pluralidad del mismo tras la manifestación de la voluntad de los ciudadanos en unas elecciones, o por el contrario piensa que dichas mociones aprobadas son meras proposiciones o declaraciones de intenciones?».

Es la pregunta que los grupos políticos de la oposición planteamos al señor alcalde para su respuesta oral en el Pleno del mes de junio del ayuntamiento de Murcia. Es una pregunta clara, sencilla y esencial, la respuesta debe ser concreta y sin rodeos. Sin embargo, se nos responde enumerando una larga lista de mociones presentadas, reuniones realizadas, comisiones que se han puesto en marcha, etc. Son datos referentes a la cantidad de actuaciones que lleva a cabo la Corporación municipal, trabajos en los que, por cierto, participamos de forma activa los grupos de la oposición. Pero, señor Ballesta, ese no era el objeto de la pregunta y podemos replicar diciendo que lo que hizo usted en el Pleno municipal del pasado 30 de junio es el resumen de una política espectáculo basada en la búsqueda de la fotografía y la publicidad, una política de anuncio constante.

Y mientras, los problemas reales de Murcia: el transporte, la limpieza, el empleo, el comercio de proximidad, las inversiones y el desarrollo del presupuesto en las pedanías, las tarifas del agua e, incluso, la organización del personal del propio Ayuntamiento siguen sin resolverse, pero son temas para otras preguntas y debates.

Y para rellenar más la divagación de la respuesta del alcalde, éste cede la palabra al señor secretario del Pleno que nos lee una serie de artículos de la Ley. Mire usted, señor Ballesta, la pregunta no se refería a aspectos cuantitativos y porcentuales, y menos aún a aspectos legales y jurídicos. La pregunta es de contenido político y usted no respondió a cuestiones básicas: ¿Tiene voluntad política de asumir que las mociones aprobadas en el Pleno son de obligado cumplimiento, y no meras proposiciones? ¿Considera que el Pleno es el reflejo de la voluntad popular representada por los distintos partidos que conformamos la Corporación? y en consecuencia, ¿son los acuerdos alcanzados firmes y hay que cumplirlos con la máxima diligencia, sin excusas ni reparos? Son cuestiones diáfanas y esenciales, que requieren una respuesta contundente y no equívoca.

Esperábamos del señor Ballesta una manifestación pública ante el Pleno, explícita y sin ambages, de que las mociones son para cumplirlas en todos los casos, de que el trabajo de los grupos de la oposición se respeta, así como su representatividad. No ha sido así y cabe preguntarse por qué una pregunta tan fácil se contesta con rodeos y ambigüedades, por qué el señor alcalde se detiene en las ramas, en aspectos cuantitativos y legales, y no contesta a lo troncal manifestando una voluntad política clara.

Cuando en un examen no se contesta a la pregunta formulada de forma concreta y se divaga dando vueltas y rellenando folios sin entrar en el fondo de la cuestión, se suspende.

Señor Ballesta, usted se ha centrado en las ramas y lo importante era el tronco. En expresión popular, señor alcalde, se ha ido usted por los cerros de Úbeda. La pregunta fácil, clara y vital que llevamos al Pleno de junio quedó, pues, sin respuesta y, por lo tanto, el alcalde de Murcia tiene un suspenso que rubricamos los grupos de la oposición.

Ballesta, en definitiva: no sabe, no contesta.