Miedo me da compartir artículos con ideas brillantes, dichas noticias podrían ser motivo de ilusión por significar una cambio para nuestras vidas.

Pánico me da que al leerlo algún iluminado de los que gobiernan en funciones y sin ellas, inmediatamente comience a ponerle alguna 'peguica' o un 'pero' con tal de hacer de una buena idea el negocio de unos pocos.

Respeto me da el intentar tener amplitud de miras, propósito de enmienda y confianza en que, en el devenir de la vida, se puedan ir modificando ciertas conductas renqueantes de tiempos pasados.

Veo que el tiempo avanza y aunque han trascurrido pocos días, siento y leo que en algo estamos cambiando, y es que ahora, más que nunca se empieza a respirar Realidad. Realidad en lo más amplio de su concepto, realidad pura y dura.

Ya no nos queda fútbol, no hemos llegado ni a cuartos, en fin, hasta esa ilusión también la hemos perdido aunque, no obstante, es grato ver como algunos jóvenes regresan pronto a España aunque solo sean 23. Eso me da la confianza de que pronto volverán más y que esto comenzará a cambiar.

Esa euforia postelecciones, ese patriotismo que rayaba en histeria colectiva ese grito de 'sí se puede' en boca de algunos y que se esfumó en noventa minutos y ¿ahora que? Nos preguntamos.

Pues fácil, ahora tendremos que volver a plantearnos lo que tangiblemente nos queda: el vivir el día día, el respirar, la salud, la hipoteca, pagar la luz, el agua, los libros de texto de nuestros hijos, en fin, lo normal de nuestras vidas. Pienso que la vida sería aburrida si no batallarámos, es mala la rutina, no es saludable quedarnos siempre en la zona de confort. Retos tan sencillos para unos pocos pero tan difíciles para la inmensa mayoría

Ahora sí que tenemos que mirar por nuestras vidas, por nuestras familias, por nuestro futuro. Hoy por hoy tenemos la realidad más de frente que nunca, se acabaron los sueños, se acabaron los paliativos televisivos de victorias pasadas pero que ayudaban por unos días a enmascarar la rutina diaria con una expectación de triunfos impalpables y volátiles.

Ya no se habla de temas que fueron repetitivos y machacones hasta la saciedad y que finalmente se ha demostrado que en realidad calaron en el subconsciente de la mayoría de la población. ¿Dónde se han quedado las noticias inquietantes sobre países del otro lado del Atlántico? ¿Qué pasó? ¿Se han volatilizado? O, simplemente, ahora ya no interesan.

Efectivamente, la resaca tiene eso que después de unas noche de lujuria asentamos conceptos y actos que durante la borrachera olvidamos. Lo que yo vengo a definir como 'reconcomía post-electoral' de actos condicionados por otros y perpetrados por nosotros.