Un consejo. Tomemos el día sin asaltos ni desmedidas. Llega la jornada: hemos de procurar saborearla sin que sea una más, y, si lo es, intentemos que cunda en los aspectos más nobles, con sensaciones cuadradas al valor más deseado, que es el de la concordia desde la amistad y el propio amor. Los leales sentimientos nos hacen felices. Seamos sin cortapisas ni actitudes extrañas.

Aceptamos la propuesta, sí. Decididamente nos colamos, por lo tanto, en la aventura de vivir sin ruido, como debe ser, y, como igualmente ha de propiciarse, soñamos con virtudes y excesos, que medimos en dosis adecuadas. Dejaremos que sea el tiempo el que nos emplace donde toque sin posturas que agobien. Hemos sellado un pacto no escrito. Nos tratamos con conocimiento. Más tarde nos escaparemos hacia las elucubraciones más dulces.

Surgimos, renovados, de una nueva fiesta, la que nos hace lucir la sonrisa por estar vivos. Demostremos, por ende, el más auténtico dinamismo con la fortuna de hallarnos donde nos pertenece. Los elementos más concisos nos han de trasladar donde la devoción es con entereza y sinceridad.

Hoy es una ocasión estupenda para referir y demostrar que somos capaces y que podemos optimizar cuanto nos acontece. Alcanzamos la nobleza y la conservamos con la hermosura de los conceptos más honestos. Las riendas, compartidas, nos conducen a donde experimentamos la grandeza y el poderío que nos colman de sensaciones. La dicha nos eterniza. Podemos trasladar el universo y superar las condiciones y circunstancias.

El día nos predice con ímpetus, con vehemencias que surgen por doquier. No hay nada que se quede en la penumbra. No lo consentimos. Hemos de progresar desde la necesidad real y desde la consideración de una jovialidad a la que tenemos derecho. Conviene recordarlo. No tendamos al sacrificio innecesario. Nos hemos de apoyar para contribuir, en paralelo, al bienestar común.

Conozcamos los recursos, numerosos, que nos envuelven con una voluntad de ser en la mejoría permanente. Las causas han de ser valoradas para vehicular respuestas. El equilibrio es la plataforma a partir de la cual nos moveremos con cercanía y fe.

Palpemos los elementos, sus colores, sus sabores, los aromas que nos permiten identificar la naturaleza y sus esencias, y persigamos esos imposibles que nos lanzan hacia la igualdad de oportunidades. Los acontecimientos demostrarán que estamos en una constante transformación. Cuando ésta se sujeta en la buena intención acaba concluyendo, antes o después, en el paraje adecuado. Breguemos por ello. Indaguemos.

En consecuencia, lo tenemos meridianamente claro: nos fijamos una vez más en la originalidad de la luz que nos rodea, y en las numerosas complacencias, interpretadas de diversa guisa. Nos dirigimos con viento a favor a la Pureza. Intuimos que vamos llegando. Escalamos los diversos peldaños. Percibimos el milagro de gozarnos desde la salud. Es así. ¡Feliz día!