Hace unos días pude ver Acantilado, la nueva película de Helena Taberna. Un filme sobre las sectas, tema poco tratado en el cine, aunque quienes lo han hecho han dado lecciones de magistralidad, como Sean Durkin y su Martha Marcy May Marlene. Sin embargo, Acantilado en muchos momentos desvirtua la trama principal tras las historias de 'pasión', al parecer aún imprescindibles en cierto cine español. Y lo que podría haberse explotado más, como la inclusión en el reparto del nuevo chico Almodóvar, Daniel Grao, consigue perderse entre las escenas que comparte con Juana Acosta, su único cometido en la película. Lo que empieza como una película de suspense y ese 'qué habrá pasado con el personaje de Ingrid García Jonsson' atrás queda cuando, por si tuviéramos poco, también vemos una implicación sentimental entre Goya Toledo y Jon Kortajarena, actor al que simplemente se usa de percha de cartel (ya que tampoco perdonamos en España una relación entre dos personajes policías). En definitiva, el valor de la película reside en su principio y su final. Para muchos, suficiente.