Pregunta: ¿Sabe cuántas personas residentes en España (no los españoles que viven en el extranjero, que están censados de otra manera) han emitido ya su voto por correo? Respuesta: 1.452.988 en todo el país, de los que 28.000 son murcianos, la mayoría jóvenes de entre 18 y 26 años. Pregunta: ¿Sabe si son más o menos que el 20 de diciembre? Respuesta: Muchísimos más. En España los sufragios veraniegos duplican a los invernales, mientras que en la Región llegan a superarlos en un 63%. Pregunta: ¿Por qué se ha disparado el voto por correo si todos estamos convencidos -al menos así lo dicen las encuestas, los politólogos y los analistas- de que en esta ocasión la abstención va a aumentar porque este país está hastiado de campañas electorales y, en consecuencia, es deducible que también iba a aumentar el número de ciudadanos que pasan de tomarse la molestia de votar, máxime si para hacerlo antes del 26-J hay que realizar una serie de trámites (son tres pasos que incluyen dos visitas a Correos, una para avisar de que queremos votar y otra para llevar el sobre que antes nos traerá a casa el cartero) que van más allá de meter la papeleta en la urna? Respuesta: No tengo ni idea.

Sin embargo, puede que la conclusión a la que lleguemos después de analizar lo que está ocurriendo estos días sea contraria a la que nos avanzan los últimos sondeos y estudios de supuestos expertos que dicen que aumenta el pasotismo hacia la política ante lo que nos ofrece la realidad irrefutable que, paradójicamente, demuestra que crece el interés por elegir a nuestros políticos después del fiasco de hace medio año. «La víspera de las elecciones tenemos una boda fuera de la Región y no sabemos si nos dará tiempo a votar a nuestro regreso, así que ya lo hemos hecho», me dice una amiga. «Los críos tienen vacaciones a partir de la próxima semana, con lo que toda la familia estará en la playa ese día. Y, francamente, si estamos pasando un buen domingo de verano, ¿a quién le apetece ir a Cartagena para votar?», me dicen los padres de un compañero de clase de mi hijo. Sé que no todos los españoles que han adelantado su voto tendrán boda la víspera ni todos veranean, así que me sigue surgiendo la pregunta. ¿Por qué este extraordinario aumento del interés por participar en los comicios del hartazgo? Podría concluirse, a tenor de los datos puros de participación a través del correo conocidos anteayer (1,4 millones de votos pueden decidir unas elecciones) que se equivocan los que dicen que la política, en general, y estas elecciones, en particular, no interesan a los españoles. Y después de conocer el seguimiento del debate entre los cuatro candidatos (10,5 millones de telespectadores, entre todas las cadenas; un 60% de los televidentes murcianos), realmente me pregunto si son ciertos los vaticinios de baja participación el 26-J. Y una última pregunta: De darse una alta asistencia a las urnas, ¿a quién beneficiaría? La respuesta la conoceremos en una semana.