Si Abderraman II hubiera sabido la que iba a liar más de mil años más tarde al llamar Murcia a la ciudad que mandó construir por apaciguar los ánimos guerrilleros de una parte de los habitantes de la cora de Tudmir, lo mismo habría optado por darse media vuelta y dejarle a otro el marrón de robarle la gloria y el protagonismo a la que hasta entonces fue una de las ciudades más importantes del mundo: Cartagena.

Hace unos días, el actual alcalde de esta maravillosa ciudad cuyo fundador se apodaba El Bello pedía perdón a los habitantes de Qart Hadasht (en su origen) por utilizar el gentilicio ´murciano´ para referirse a todos los habitantes de la región que nos acoge. En opinión de José López, hubiera sido de mayor justicia y coherencia renombrar al Reino de Murcia como Región del Levante o del Sureste, siendo así murcianos solo los que habitan en la ciudad capitalina, y ´levantino´ o ´sudestano´ el gentilicio común que a ninguno de los municipios que conforman el todo favorecería.

Obvio es que las cosas, los lugares, las personas terminan llamándose de una manera por alguna razón. En nuestro caso no se complicaron mucho la vida, Murcia para todo: para la ciudad-capital, el Reino, la provincia y la Comunidad autónoma. Esto, a ojos del historiador José María Jover Zamora, como consta en el prólogo de La autonomía de Murcia, «es circunstancia propicia a malentendidos y a reacciones contradictorias, locales o de campanario, entre los ciudadanos». Puede ser.

A mí me en verdad tampoco me importa demasiado, pues con el gentilicio actual o con el propuesto mi sentimiento de pertenencia a esta maravillosa región es inmutable. Aunque ya que estamos, sí me gustaría hacer mi propia aportación al cambio de la denominación que explica nuestro origen. De tener que hacerlo, me encantaría poder decir que soy de la Región de Tanga (como la ciudad de Tanzania), prenda muy usada por la ropa que nuestro clima nos obliga a llevar. Mucho diría también de nosotros ser la Región Los Lavaderos (copiando a la población mexicana), poco tendríamos que explicar. Un alto porcentaje seguro que se vería identificado con la idea de vivir en la Región Malita (como la bella ciudad filipina), visto cómo nos han dejado los bolsillos y los recursos. Aunque basándonos en el momento político que estamos viviendo, casi mejor sería copiar a Uzbekistán y pasar a pertenecer a la Región, Kagoenses al fin y al cabo.