Hoy, quizás, media Región de Murcia estará de puente. Quien haya podido, por su trabajo, o quien haya querido, por sus responsabilidades, habrá aprovechado la feliz coincidencia de calendario que construye para muchos un pequeño espacio vacacional que viene de maravillas en el seno de la siempre ajetreada vida cotidiana.

El caso es que durante estos días muchos familiares y amigos habrán recibido a sus propios, las casas rurales estarán al tope de su capacidad y las playas de nuestra costa estarán registrando algo así como un falso comienzo de temporada, al calor, nunca mejor dicho, de las infames temperaturas de estos días. Probablemente también habrá quien se haya quedado en casa leyendo aquel libro que se resiste desde hace tiempo, y también algunos „los menos„ estarán visitando algún país cercano por mediación de un vuelo de bajo coste.

Nuestra vida en comunidad, desde aquel ya lejano 9 de junio en que en 1982 aprobábamos el Estatuto de Autonomía, se desarrolla en un entorno que queremos de libertad, prosperidad y desarrollo personal y colectivo. Y el ocio que implica este puente representa, justamente, todo eso. El desarrollo personal es imprescindible para vivir la vida cotidiana aportando a los otros lo que te toque aportar. El tiempo libre es una condición indispensable para que el resto del tiempo ocupado resulte provechoso; la confianza en el futuro se sustancia disfrutando de lo que ocurra en el presente; la vida tranquila y libre se constituye a base de tu entorno y del coraje que aporta percibir la compañía de tus seres queridos; la democracia permite la prosperidad y la prosperidad anima al ocio.

El caso es que esta región que ayer celebraba su día es una tierra trabajada y a veces hasta cicatrizada durante siglos de historia humana, una esencia administrativa no demasiado clara en cuanto a lo histórico o lo geográfico pero completamente real en cuanto a las realidades de ahora mismo. En lo ecológico, cosa que me atrae especialmente, la región es un impresionante mosaico de sistemas naturales y de paisajes diversos donde se dan la mano la aridez con la calidad ecológica.

En lo económico, Murcia es un constructo, aparentemente con futuro pero que se en parte se sustenta en externalidades y economías subvencionadas que habría que resolver. En lo social somos una mezcla étnica, entre rural y urbana, entre homogénea y diversa.

En lo territorial, vamos desde la montaña del noroeste, al modo de Jaén, a las playas más bien andaluzas del litoral aguileño. En lo lingüístico, hablamos todos un castellano mal ´hablao´ en los que algunos quisieran ver un panocho en el que yo, caravaqueño de nacimiento, creo más bien poco. En lo afectivo, cada uno quiere como cada uno sepa querer, que en esto no hay identidades posibles.

De modo que disfruten el puente, si lo tienen, y disfruten como puedan de esta interesante tierra.