¿Han tenido ustedes alguna vez la sensación al mirar a su alrededor de que hay algo fuera de lugar, algo que no concuerda con ese momento y ese tiempo? Pues eso es lo que yo sentí hace unos días al leer la noticia de que Falange Española inauguraba una sede en Molina de Segura y lo hacía exhibiendo sus viejos símbolos: la bandera con el yugo y las flechas y el ´Cara al Sol´. Eso ocurre en el mismo tiempo y época en los que los ayuntamientos españoles aprueban la supresión de símbolos y nombres franquistas en calles y plazas en aplicación de la Ley de Memoria Histórica. Es una paradoja que ambas situaciones puedan convivir en el tiempo, pero la crisis trae consigo extraños compañeros de viaje y, como se está comprobando en otros países del Norte de Europa, las épocas de vacas flacas suelen ayudar a ´revivir´ viejos fantasmas de la derecha más radical. Eso es posible, no nos olvidemos, porque en democracia se respeta la libertad de expresión, algo que ese tipo de formaciones no suele respetar cuando alcanzan el poder. La experiencia nos ha demostrado que los extremistas (de izquierdas y de derechas) aprovechan la democracia para crecer y luego la ´fagocitan´.